Alberto - Relatos Eróticos

Alberto

PARA PONEROS EN SITUACIÓN, LAURA, DE 39 AÑOS, SE ACABA DE DIVORCIAR Y SALE ESA NOCHE A CELEBRARLO CON SU ABOGADA Y AMIGA.

03:15

No se lo podía creer. ¿En serio pensaba Marta que iba a ligar con uno de esos críos?

Laura vio asombrada como su amiga venia hacia ella con tres chicos jóvenes que posiblemente fueran de la edad de su hija Mónica.

“Jovencitos Lau, jovencitos” le había dicho riéndose mientras los miraban y ellos les devolvían la mirada. “Lo tienen todo en su sitio y te aguantan toda la noche. Además, si triunfamos, cuando queramos les tenemos en la puerta de casa calientes como una pizza recién servida”.

Solo uno de ellos le llamó algo la atención antes de que Marta fuera a por ellos, ya que bien podía ser el más mayor sin llegar, a buen seguro, al cuarto de siglo.

Era un chico alto, pelo largo hasta la nuca y engominado. Lucia bigotito y perilla bien recortados, pendiente en oreja izquierda que casi ni se notaba. Iba bien vestido, con camisa blanca con el cuello abierto y vaqueros. Calzaba zapatos negros bien lustrados y traía en la mano un vaso con algo que parecía un combinado de coca-cola mientras los otros los traían vacios. Laura hizo una mueca apurando su whisky con ginger y se giró para pedir otra copa mientras Marta y sus jóvenes acompañantes llegaban hasta ella.

- Lau. – le dijo sonriente al llegar tras tocarla el hombro – Te presento a Paco, Pablo y Alberto. Chicos, os presento a Laura.

Laura, sonriendo tras coger su nueva copa, les saludó dando los dos clásicos y típicos besos.

- ¿Qué queréis chicos? – Dijo Marta preguntando a los que no tenían nada – Yo pago.

Los dos chicos fueron con Marta hacia la barra y el tercero, Alberto, se acercó a Laura.

- Tu amiga nos ha dicho que estáis celebrando algo.

Bien, pensó Laura, bendita indiscreción de Marta. Por lo menos, se dijo tras dar un largo trago a su tercer whisky de la noche, no ha entrado con una frase típica de las que dan nauseas del tipo “estudias o trabajas”

- Más o menos.

Aquel chico la sonrió mientras bebía un trago largo de su copa, hasta terminarlo.

- ¿Se puede saber qué? – preguntó tras dejar el vaso en la barra cercana.

Laura le sonrió y chasqueó la lengua divertida.

- Mi divorcio.

El chico levantó las cejas con una leve inclinación de cabeza y una sonrisa ladeada de congratulación.

- En eso caso, si me lo permitís, me uno a la celebración.

Laura le sonrió y asintió con la cabeza. Era guapo, diablos, muy guapo; aunque aparentaba cerca de los veinticinco, dudaba que pasara de veinte, pero eso no le importaba en ese momento.

- ¿Me invitas…Laura? – dijo el chico mirándola fijamente, subiendo desde sus pies hasta su cara con una osadía innata que a Laura en lugar de ofenderla le encantó.

- Claro. Como no.

Le miró sonriendo y pensando que tal vez, después de todo, no estaría mal acostarse con ese chico. Jovencitos, pensó recordando de nuevo las palabras de su amiga

- ¿Qué bebes? – le preguntó.

- ...