1. Mi esposa y el gringo


    Fecha: 29/07/2019, Categorías: Confesiones Autor: Complice, Fuente: CuentoRelatos

    ... hice desnudarse, ella lo esperó en la cama, y él ya iba enardecido luego de hablarle como a la puta más sucia y barata, sintiéndose dominante y dispuesto a partirla a cogidas. Realmente que él le estaba dando una cogida intensa, semi violenta, donde la ensartaba y la tomaba firme del cabello, donde hasta le podía dar algunas bofetaditas y le mordía las tetas. Mi mujer, feliz de estar en la cama con su deseado macho disfrutaba de todo lo que él le daba. El le metía la vergota y le decía todas las groserías que se le ocurrían. Yo le decía a mi esposa que le dijera que estaba muy excitada, y ella sin saber bien lo que yo le había enseñado, le repetía que ella era su puta, lo que a su vez excitaba más a mi corneador.
    
    Cogían sin condón, y ya llegó el momento en que mi amorcito tuvo sus orgasmos, luego llegó el momento en que nuestro invitado se dio el lujo de acabar adentro de una mujer casada y en presencia del feliz marido y la inundó con su semen. Yo mismo tengo que confesar que acabé en los calzoncillos mientras él disfrutaba de mi hembra.
    
    Los tres quedamos felices, ellos dos en la cama descansando, sonriendo. Ella feliz de haberse acostado con su amor platónico y de haber sido cogida de esa manera tan intensa. Y él feliz de haber conocido a una puta gratis que se dejaba dominar y aceptara oír vulgaridades extremas mientras era cogida. Seguro que lo mejor para él era que ella era casada, y que al ser yo cornudo podríamos hacer esto muchas veces más.
    
    El se fue, nosotros fuimos a buscar a nuestros hijos a la guardería infantil, y ya de noche, en la cama, pudimos hablar de lo acontecido temprano. Lo hicimos con amor. Ella estaba agradecida de mí y feliz de su logro de haberse llevado a la cama al hombre más guapo de esa academia. Recordando la intensa cogida que él le pegó le dije a mi amorcito que se notaba que a él le gustaban las palabras groseras durante el acto sexual. Ella "entendió" que él era como yo y que nos gustaban las vulgaridades. Y como eran dichas en otro idioma a ella no le molestaban. De hecho mi amorcito me preguntó que si era bueno que ella respondiera algo en esas situaciones en que él le hablaba así, y le dije que tenía que responder de la misma manera pues eso era lo que él deseaba oír. Intentamos algunas frases en inglés, morbosas, obvio, no creo que se le hayan quedado muchas, pero lo importante era que ella ahora aceptaba como parte de la cogida con ese macho que él le diría obscenidades. Y a la vez, yo en silencio, estaba feliz de ese semental no sólo viera a mi esposa como una puta que se le iba a entregar fácil, sino que él había entendido que la mejor manera de hacer disfrutar a mi mujercita en la cama era dominándola y tratándola como una sucia ramera. Sí, yo sé que los engañé a los dos, pero lo que cuenta es el resultado final de que ambos ahora disfrutaban de intensas, violentas cogidas y que ambos sabían que el uso de groserías les intensificaba el orgasmo.
    
    Cuando a ratos que ella no estaba presente, por ...