1. Lorena, una relación que me dejó marca


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Hetero Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos

    H
    
    ace un par de convocatorias aprobé las oposiciones de administrativo de la Junta. Las aprobé, si, pero no conseguí plaza. Eso lo conseguiría más tarde. En esa ocasión me quedé a las puertas, pero fuera. Eso sí, tuve suerte y al poco tiempo me llamaron de la bolsa como interino.
    
    Estuve en la secretaría de un instituto en Málaga. Todo fue bien. Pero terminó mi sustitución. Al tiempo, me volvieron a llamar para un instituto de una localidad de Córdoba.
    
    La verdad es que todo fue bien, aunque la distancia a mi casa en Sevilla era grande. Afortunadamente conocí en el instituto a un par de profes también interinos que vivían de alquiler y me fui con ellos. Entre semana estaba allí y los viernes por la tarde tiraba para Sevilla.
    
    Entre papeles y el procedimiento informático que en ese momento estaba instalando la Junta iba mi día a día. Las tardes las pasaba viendo la tele, tomando café con la poca gente que conocía allí, leyendo o… o poco más.
    
    No era una vida muy divertida para alguien que no superaba por poco los 30, pero me adaptaba a ella.
    
    Una mañana me comentaron que el jueves de esa semana habría consejo escolar y que sería bueno que alguien fuera a explicar el sistema informático nuevo y sus posibilidades. Yo era el más indicado, no por mis conocimientos, sino porque era el único que no tenía hijos y tal. Para mi la tarde sería más fácil de consumir allí. Qué graciosos.
    
    No tenía más remedio que ir.
    
    Así que allí me fui. Un jueves lluvioso a las 17.30
    
    En el consejo escolar no había mucha asistencia aquella tarde, aunque luego me dijeron que era lo usual. El director, Manuel, la jefe de estudios, Blanca, tres profes más, dos padres y dos alumnos.
    
    Entre las profes estaba Estefanía, una profesora de Química que estaba tremenda. Algo pecosa, de pelo tirando a rojizo, ojos claros… y un cuerpo de escándalo. Esa profesora y su recuerdo harían estragos entre aquellos jóvenes a los que daba clase, pensaba yo siempre con una sonrisa.
    
    Pues nada. Tras un par de puntos del orden del día, en los que yo soñaba con perderme en las tetas de Estefanía, llegó mi turno. Expliqué algo el sistema, sus posibilidades, sus problemas y tal durante unos 8 minutos. Tras ello no hubo preguntas ni nada. O sea, había perdido toda la tarde de un jueves, que hubiera sido perfecta para estar tirado en el sofá viendo alguna serie, en aquello.
    
    Volví un rato a soñar despierto con las tetas de aquella profesora mientras seguía el orden del día.
    
    Unos 20 minutos después terminó la reunión.
    
    Cuando salimos a la puerta para irnos estaba diluviando. Había una tormenta tremenda, con aparato eléctrico, que iluminaba el cielo. Y las rachas de viento eran también inmensas. Yo había tomado la precaución de haberme llevado el coche. No vivía muy lejos del instituto pero había visto el cielo y… Una carrera y llegaría al coche.
    
    Pero fue entonces cuando Estefanía dijo que viendo como estaba el tiempo fuéramos a la cafetería de enfrente a tomar un ...
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