Ayudando a mamá tras los negocios Noche reveladora - Relatos Eróticos

Ayudando a mamá tras los negocios Noche reveladora

... de tu padre?! – le preguntó Enrique a su acompañante.

- ¡Y tu pondrías nerviosa a tu madre! – le dijo ella.

- ¡A ver que te parece! – le dijo él – Esta noche hazle el amor como nunca lo habéis hecho, que no lo olvide en la vida, yo se lo haré a mi madre. A partir de mañana simularemos que nos gustamos y queremos tener una relación… - él la paró y la miró a los ojos - ¡Pero tendrás que aguantar sin hacerle el amor mucho tiempo hasta que él no pueda más y te demuestre que te ama!

- ¡Vale! – contestó Cristina y después quedó callada – ¿Y si no quiere volver más conmigo…?

- Sería que no te quiere de verdad y solo te hacia el amor por un deseo incontrolable…

Los cuatro llegaron al hotel. Las dos parejas se despidieron. Juan y Cristina marcharon a su habitación mientras que Marta y Enrique hicieron lo mismo yendo a la suya. Cuando Marta entró en la habitación y su hijo se sentó, ella le preguntó intrigada.

- ¡¿Qué te ha parecido Cristina?! – se le veía nerviosa.

Juan dejó pasar a su hija al interior de la habitación y tras dos pasos, no pudo aguantar.

- ¡¿Qué te ha parecido Enrique?! – estaba impaciente por saber qué pensaba su hija.

Enrique y Cristina pensaron en lo que habían hablado de regreso al hotel y ambos estaban dispuestos a aprovechar aquella noche que podría ser la última en que tuvieran sexo con sus padres.

- ¡Esto no hay quién lo mejore! – dijo Enrique y abrazó a su madre dándole un beso apasionado.

Marta sentía en su cuerpo los fuertes brazos de su hijo y sentía alivio por sentirse amada por él, pero a la vez sentía que mientras ella tuviera su amor, él no podría elegir su futuro… O tal vez ya había elegido… Pensaba y las manos de Enrique le iba quitando la ropa, desnudándola mientras sus jóvenes labios recorrían toda su piel, produciendo a aquella pervertida madre un placer tan grande que no la dejaba pensar.

- ¡Te amo hijo! – dijo Marta sin pensar - ¡Deseo tenerte siempre dentro de mí!

No lo podía remediar, lo amaba y era imposible que ella viviera sin tenerlo, en su corazón y en su cuerpo. Su traje había caído al suelo y los labios de su hijo besaban su coño encima de sus bragas. Su coño empezaba a mojarse por el deseo. Las manos de Enrique agarraron sus nalgas y empujaron el cuerpo de su madre contra su cara. Podía oler como los flujos de su caliente vagina lo llamaban. Sus manos amasaban sus glúteos mientras las manos de su madre acariciaban sus pelos.

- ¡Hijo, qué bueno! – gimoteaba Marta mientras los labios de sus hijos jugaban con sus labios vaginales por encima de la tela - ¡Te deseo!

Enrique la hizo sentarse en la cama y ella lo miraba apoyada en sus manos y con las piernas abiertas para invitarlo a tomar su sexo… Todo su cuerpo… Él se denudó por completo. Su polla estaba totalmente erecta y Marta la miraba mientras se acercaba a ella. Las manos de su hijo se pusieron en su espalda y buscaron el cierre del sujetador para liberar sus preciosas tetas. Marta tenía aquella erecta polla ...