Ayudando a mamá tras los negocios Noche reveladora - Relatos Eróticos

Ayudando a mamá tras los negocios Noche reveladora

Ayudando a mamá tras los negocios. Noche reveladora.

Marta y Enrique acababan de vestirse en su habitación. Esa noche ella estaba triste y bastante nerviosa. A sus cuarenta años había descubierto al hombre de su vida, ese que no solo la colmaba en sus sentimientos, si no que además hacía que su cuerpo vibrara con cada acto sexual que tenían. Sus nervios aumentaban cada vez que pensaba que tenía que intentar entregar a su hijo, a su hombre, a la persona que más amaba en el mundo a otra mujer. La idea de que él, su hijo, se enamorara de otra y la abandonara le producía un miedo que nunca había conocido. Cuando miró a su hijo y lo vio tan elegante temió perderlo.

Enrique la miró y sintió el deseo de tomar a su madre. Aquel vestido ajustado resaltaba cada curva del hermoso cuerpo de Marta, despertando en su hijo el deseo de no ir a ningún lado y pasar toda la noche encerrados en la habitación, haciendo el amor hasta que sus cuerpo no pudieran más, hasta que sus deseos quedaran satisfechos.

- ¡Vamos hijo! – le dijo Marta y él la miraba ensimismado - ¿No estoy bien?

- ¡Estás tan maravillosa que creo que mejor sería que nos quedáramos aquí! – él se acercó a ella y la agarró por la cintura - ¡¿No te gustaría que te demostrara todo lo qué te quiero?!

- ¡Sí, me encanta sentir tu amor dentro de mí! – le dijo Marta con una voz sensual que al momento cambió - ¡Pero nos están esperando y no podemos retrasarnos!

- ¡Ni para darte un besito! – le pidió el hijo.

- ¡Bueno, uno solo, pero con cuidado para no estropearme el maquillaje! – Marta le ofreció su boca para que su hijo la besara.

Enrique en un movimiento rápido, se agachó y quedó en cuclillas delante de su madre, mientras sus manos levantaban el vestido y dejaban a su vista sus bonitas bragas negras de encaje. Puso una mano en su culo y pegó su cara a las caderas de su madre, su mano acarició sus bragas por encima de su coño.

- ¡Quiero besar tus labios más íntimos! – le dijo y con un dedo empezó a apartar las bragas para descubrir su coño.

- ¡No niño! – protesto Marta y quedó inmóvil cuando sintió los labios de su hijo que besaban su coño – ¡Nos están esperando! ¡Ahora no podemos! – empujó la cabeza de Enrique en el momento que sentía su lengua intentando buscar su clítoris al principio de coño.

Marta se recompuso las ropas, dejando a su hijo agachado en el suelo. Su coño se había mojado con aquel intento de su hijo por darle sexo oral, pero aquel viaje era para que su hijo tuviera la oportunidad de encontrar a otra chica que le hiciera sentir lo que ella sentía por él. Tomó su bolso y sus cosas y caminó hacia la puerta mientras él se levantaba y la miraba desilusionado.

- ¡Si te portas bien esta noche, cuando volvamos dejaré que me hagas todo lo que desees! – le dijo a su hijo y él le mostró una sonrisa mezcla de felicidad y malicia por las cosas que deseaba hacer a su madre.

Juan y Cristina ya habían llegado al restaurante del hotel. Habían reservado una mesa algo ...