Ayudando a mamá tras los negocios Noche reveladora - Relatos Eróticos

Ayudando a mamá tras los negocios Noche reveladora

... apartada de todo los demás clientes que estaban allí. Él estaba sentado junto a su hija y las dos sillas al otro lado de la mesa eran para sus amigos que aún no habían llegado.

- ¡Papá, sabes que esto no me gusta! – dijo Cristina mientras esperaban a los otros - ¡No quiero más hombre en mi vida que a ti!

- ¡Pero eso no puede ser, hija! – le contestó el padre – Yo nunca podré darte todo lo que otro hombre te puede dar…

- ¡Tú me llenas de amor! – le contestó Cristina que lo miró fijamente con aquellos preciosos ojos.

- ¡Pero hay más cosas que necesitas! – Juan sintió el impulso de besar sus carnosos labios cuando sintió el hechizo de los ojos de su hija.

- ¡Buenas noches! – dijo Marta al llegar a la mesa.

Todos se saludaron y madre e hijo se sentaron frente a los otros. Pasaron la cena hablando cordialmente. Aunque Cristina siempre mantuvo un tono de enfado, los cuatros tuvieron una cena amena. Tras la cena decidieron marchar a algún bar para tomar algunas copas. A poca distancia del bar, había un bar en el que aparte de poder beber algo, podían bailar si los jóvenes se animaban. Iban los cuatro caminando por la calle, Cristina y Enrique delante y en silencio, sus padres detrás hablando.

- Marta, no creo que esto salga bien… - dijo Juan.

- Seguramente no… - contestó Marta.

- Mi hija no está de acuerdo con esto de organizar unas vacaciones para que se conozcan y ver si hay posibilidad… - hizo un gesto con las mano como de juntarlos.

- Yo tampoco creo que sea buena idea… - Marta quedó pensativa - ¿Mi padre te ha contado algo de nosotros?

- Básicamente que eres madre soltera y bastante independiente… - él sonrió a Marta - ¡Y un millón de veces que está muy orgulloso de ti!

- Sí, claro, pero no te habrá contado la razón por la que soy madre soltera… - Marta miro a su acompañante.

- La verdad es que no… - Juan quedó a la espera de que ella le contara.

Durante el camino hacia el bar, los chicos iban en silencio, mientras Marta le contaba sus motivos para ser madre soltera, ni siquiera tuvo sexo con un hombre para concebir a su hijo. Él la escuchaba atento y no podía creer que una mujer tan bonita y sensual permaneciera soltera.

Entraron en el bar y los cuatro se sentaron en una mesa, pidieron una bebidas. Juan y Marta hablaban para que los dos chicos se animaran, pero nada, ambos permanecían en silencio. En ese momento empezó a sonar una música más lenta y Juan se levantó para invitar a Marta a bailar.

- ¡Vamos Enrique! – le dijo Juan - ¡Invita a Cristina a bailar!

Los dos padres se marcharon a la pista y bailaban agarrados mientras observaban disimuladamente a sus hijos. Durante unos segundos, Enrique no apartaba la vista de la pareja que bailaba, mientras Cristina agitaba la bebida que había pedido mirando los movimientos del hielo.

- ¡Mira Enrique, la tontería que quieren nuestros padres es imposible! – dijo Cristina.

- ¡Ya lo sé! – contestó Enrique insensible.

- Además, ya hay otro hombre en ...