1. Hermanos con derecho a roce


    Fecha: 26/07/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... seis meses. En aquel momento, Gael y yo teníamos quince años y muy poco valor para vernos fuera de la burbuja que habíamos creado en esa casa.
    
    Pero seis meses dan para mucho. Durante ese tiempo experimenté los primeros cambios severos en mi cuerpo. Me crecieron bastante los pechos y se me ensancharon las caderas. Hasta entonces, solo Gael se había fijado en mí, pero desde ese momento me convertí en el centro de atención para todos mis compañeros.
    
    No supe gestionar la fama que te crea el estar buena. Mi personalidad cambió, dejé atrás la modestia y me convertí en una adolescente insoportable que sabe que tiene a todos los chicos detrás. Cada vez pensaba menos en mi hermano, y fue a peor cuando nos volvimos a encontrar. Él seguía teniendo el mismo aspecto de niño, muy alejado de los chavales musculados a los que ya tenía acceso. Gael pretendía que todo fuese igual que siempre, pero mi prepotencia y yo ya no estábamos por esa labor.
    
    - Aina, te he echado de menos.
    
    - Y yo a ti, Gael.
    
    - He pensado a todas horas en nuestros besos.
    
    - Fueron momentos muy bonitos, pero no podemos seguir con eso.
    
    - ¿Por qué?
    
    - Porque somos hermanos.
    
    - Eso antes no te importaba.
    
    - Y porque yo ahora juego en otra liga.
    
    - ¿Eso que quiere decir?
    
    - Que puedo liarme con chicos más... hechos.
    
    - Yo también acabaré dando el cambio.
    
    - Ya hablaremos cuando eso suceda.
    
    - ¿Me volverás a dar una oportunidad?
    
    - Puede que dentro de unos años.
    
    Aquello dejó a Gael muy tocado. Aunque no podía explicar el porqué, incluso estuvo un tiempo sin aparecer por casa de nuestro padre. Ya no quería nada con él, pero extrañaba su presencia, los buenos ratos que habíamos pensado juntos. A pesar de todo, debía reconocer que ninguno de mis nuevos ligues besaba con tanta ternura como mi hermano.
    
    El tiempo, que todo lo cura, me trajo de vuelta a Gael, pero ya no era el mismo. Como si de una venganza del destino se tratara, mi hermano, que ya de por sí era guapo, había evolucionado en esa misma dirección. La barba incipiente, el aumento de la musculatura y el haber crecido varios centímetros lo convirtió en el chico más atractivo que había visto nunca.
    
    Pero no solo había cambiado su cuerpo, también su mente. Siguiendo mi mismo camino, Gael parecía comprender que lo nuestro era imposible y que había muchos más peces en el mar. Como suele suceder, fue el hecho de no poder tenerlo lo que hizo que lo deseara a mi lado más que nunca. Me quedaban años de arrepentimiento por delante.
    
    Me faltó toda la compostura que Gael sí tuvo a la hora de aceptar el rechazo. Quería que volviéramos a ser los mismos niños que se besaban a escondidas, pero él se mantuvo firme en su negativa. No sabía si lo hacía por venganza, por madurez de la que yo carecía o simplemente porque ya había pasado página.
    
    Todo fue a peor cuando comenzó a salir formalmente con una chica. Me moría de celos y estaba deseando que esa relación se rompiera, pero eso nunca sucedió. Por aquel ...
«1234...»