1. Hermanos con derecho a roce


    Fecha: 26/07/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    La vida da muchas vueltas y las tornas pueden cambiar en cualquier momento. Cuando no luchas lo suficiente por algo que crees tener ya asegurado, corres el riesgo de perderlo. Eso fue lo que me sucedió, pero no estaba dispuesta a darme por vencida, aunque eso implicara hacer daño a gente muy importante para mí.
    
    Lo de hacer sufrir a los demás lo aprendí demasiado pronto. Mi padre, que supuestamente debía ser un referente para mí, resultó ser un embustero. Yo tenía unos siete años cuando mi madre se enteró de que él llevaba una doble vida. Revisando sus cajones, encontró ocultas las fotos de un niño que hicieron saltar todas las alarmas.
    
    Resultó que ese niño era su hijo secreto, según como se mire, porque para su otra mujer, la hija secreta era yo. Efectivamente, mi padre tenía dos mujeres y a ambas las había dejado embarazadas a la vez, lo que hizo que se viera incapaz de abandonar a ninguna de ellas. Con la excusa de los viajes de trabajo, iba de una casa a otra como si nada.
    
    Una vez que fue descubierto por mi madre, toda su mentira se derrumbó como un castillo de naipes. Las dos mujeres lo dejaron de inmediato y tuvo que empezar de cero alejado de sus hijos, aunque no se rindió. Mi padre luchó por nuestra custodia y, años después, consiguió que cada dos fines de semana los tuviéramos que pasar con él.
    
    Así fue como conocí a Gael. En mi cabeza no tenía sentido que de repente yo tuviera un hermano de mi misma edad. Hasta tal punto, que jamás logré verlo de esa manera y a él le sucedió lo mismo. Éramos más bien como dos amigos, porque enseguida congeniamos. Mi padre nunca llegó a despertar un gran sentimiento en mí, pero deseaba que llegara el fin de semana en que me tenía que ir con él para poder ver a Gael.
    
    La relación con mi medio hermano pasó por muchas etapas durante los siguientes años. A las puertas de la adolescencia, fue cuando empecé a verlo como algo más. Gael era un niño muy guapo y dulce, nada que ver con mis compañeros de clase. Me constaba que él también me miraba a mí con los mismos ojos y eso nos confundía a los dos. Nunca hablamos de eso que nos estaba pasando, todo lo expresábamos mediante juegos. Así fue como nos besamos por primera vez.
    
    Con una mezcla de miedo y vergüenza, ocultamos esos besos tiernos que nos dábamos cada vez que nuestro padre nos dejaba a solas. Era algo inocente, una atracción pura entre dos jovencitos que no entienden que sus lazos de sangre imposibilitaban lo que empezaba a nacer entre ellos. Y eso era solo el principio.
    
    Éramos incapaces de ir más allá, pero los besos fueron ganando intensidad con los años. Juntos descubrimos la excitación sexual, aunque no fuésemos capaces de comprender qué nos estaba sucediendo. Gael me gustaba mucho y yo le gustaba a él. Era una relación prohibida, pero eso le daba más morbo.
    
    Empezábamos a plantearnos si frenar o ir más allá, cuando nuestro padre tomó la decisión por nosotros. Le había salido un trabajo en el extranjero y tenía que irse durante ...
«1234...»