1. Abuela cariñosa


    Fecha: 25/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Alphy Estevens, Fuente: CuentoRelatos

    ... esa verga endemoniada.
    
    -Si abuela, es toda tuya. Métela hasta donde quieras.
    
    -Dame duro, más duro, ah, ah, así, por favor, así. ¡Me encanta que me ensartes con ese animalón que tienes! -Exclamaba fuera de sí.
    
    ¡Eres fantástico! Quiero que me partas en dos, dame duro, más duro -me decía.
    
    La abuela parecía poseída por un espíritu libidinoso. Su cuerpo se contorsionaba rítmicamente y a cada movimiento se tragaba mi polla hasta lo último. La sentí correrse varias veces. En lo que a mi refiere, ya le había acabado dos veces. La liberación de mi esperma, había hecho disminuir la molestia que tenía en mis pelotas.
    
    -Te sentí venir, Pedrito. ¡Que rico! Tenía mucho tiempo que no echaba un polvo tan sabroso -me dijo.
    
    Se incorporó y se dio vueltas para exponer su culo hacia mí.
    
    -Cógeme por el culo, nieto. Méteme ese armamento por mi desprotegido culo. Lo quiero adentro, tal vez me va a doler pero intentaré domarlo. El de tu abuelo entraba con facilidad, pero no importa, penétrame con ese animal, que yo puedo-
    
    Esa petición tan explícita, aunado a la belleza del culo que se me entregaba, hizo que mi polla resucitara sin problemas. Me senté en el chinchorro y extendí mis piernas para dejar mi falo en posición para ser tragado por el culo hermoso de mi abuela Soledad.
    
    Ella se acomodó fácilmente de retroceso y escupió con abundante saliva sus dedos y los pasó con lujuria sobre su culito. Fue bajando lentamente y puso mi melocotón en su puerta y con su mano lo ayudó a entrar.
    
    -Ay, que rico, Pedrito. Creo que si voy a poder. Ay, Ay, ahí lo llevo. ¡Me matas, Pedrito, me matas con esa espada tan grande! -Exclamaba con una mueca de dolor en su rostro.
    
    -Sí, abuela, sí. Quiero matarte de placer -le dije.
    
    Cuando llevaba la mitad de mi polla introducida, respiró profundo y prosiguió con su ardua y excitante tarea. La abuela era de retos. Era lo que llamaban una mujer ardiente, un buen polvo. Nunca me imaginé algo así.
    
    Sus piernas le temblaban. Con una mano agarró el resto de mi polla y me dijo:
    
    -La voy a dominar toda. Ayúdame, Pedrito. Empuja lentamente que yo me dejo caer encima de ella. ¡Empuja, empuja! -Exclamaba.
    
    Con la otra mano, la abuela se frotaba con frenesí su abultado clítoris.
    
    -Pellízcame las tetas -me rogaba.
    
    Con mis dos manos me aferré a su par de tetas y le pellizcaba sus pezones como me lo había pedido.
    
    -Así, Pedrito, así. Pellízcame duro, ah!
    
    -empuja, párteme en dos, Pedrito. ¡Qué rico pollón, por dios!
    
    -Ya se me fue todo, Pedrito. Ay, ay, que rico la tienes. Muévete, muévete. Penétrame hasta las bolas. La quiero toda dentro de mí ¡Ay, que rico, ah, ah, me vengo, me vengo!…
    
    Viniéndose mi abuela y sintiendo yo unas contracciones en su apretado culo que me exprimieron hasta la última gota de mí ya seca polla. El movimiento de su culo sudoroso y brillante era un espectáculo surrealista.
    
    Ay, Pedrito, no la saques todavía. ¡Quiero más, más!
    
    Ya yo estaba seco y doblegado. Dejé que mi abuela se ...
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