1. Primeros contactos.


    Fecha: 07/12/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Deepcore, Fuente: TodoRelatos

    ... vez en cuando a follar a mi casa. En esas ocasiones me recluía en mi cuarto y me hacía pajas oyendo los gritos y gemidos de Alicia. Lo malo del novio es que era un gañán, un regalito de tipo. Pero al parecer follaba de lujo y eso lo hacía interesante a ojos de mi amiga, aunque sólo fuera para que la empotrara muy a menudo. Empecé a sentir algo mas que amistad o complicidad con ella. Me atraía su forma de ser, sus risas y que fuera tan espontánea, además de sus preciosas curvas que me estaban volviendo loquita.
    
    Pero llegó 2020 y la maldita pandemia. El encierro comenzó un lunes y todos en el trabajo pasamos a teletrabajo. Alicia se trasladó aquel mismo lunes a mi apartamento ya que en casa de sus padres era imposible trabajar y en la del gañán tampoco podía estar. Alicia me suplicó que la acogiera y que podríamos trabajar muy bien las dos juntas ya que nos llevábamos tan bien. Yo me hice la reticente por aquello de no demostrar nada, aunque en realidad estaba feliz de que aquella preciosidad se viniera a vivir conmigo. Por tanto, quedamos recluidas las dos desde aquel día y comenzamos a vivir de manera monacal y diferente.
    
    Como en todos los hogares, se estableció una rutina de trabajo y descanso. Por las mañanas nos levantábamos y mientras una se duchaba la otra preparaba el desayuno y así íbamos alternando. La primera semana todo marchó aceptablemente. Nos fuimos acomodando la una a la otra y conociéndonos mas. Pero el encierro era muy duro, no podíamos salir casi y nos peleábamos por ir a comprar que era lo único que podíamos hacer ya que ni siquiera teníamos perro que pasear. Después de trabajar hacíamos algo de ejercicio, aunque ella era bastante remisa, y nos poníamos a ver la tele huyendo de los informativos catastrofistas a todas horas. Eso si, empezamos a cocinar y a aprender cocina a marchas forzadas. Era una manera de matar el tiempo. Y también empezamos a beber, a beber mas de la cuenta, quiero decir. Cuando terminábamos de currar nuestra desconexión era una copita de vino y a charlar o ver la tele. Después a hacer la cena y, a veces, la comida del día siguiente. Y a descansar. Era como estar en una prisión con vistas al exterior.
    
    Mi apartamento era pequeño y sólo tenía una habitación, pero al menos contaba con una terraza donde podíamos salir a expandirnos algo y tomar el aire y el sol cuando lo había. Los fines de semana comenzó a complicarse todo, no por nada en especial, pero teniendo todo el tiempo libre y sin tener nada que hacer en especial nos aburríamos como una ostra. Ella, al menos, podía hacer cybersexo con el gañán, pero el problema era que al tener un sólo cuarto me pedía irse a solas al mismo, ella dormía en el salón, para hacer guarradas con el novio. Y claro, yo no soy de piedra y escuchar escuchaba sus jadeos y sus grititos, además de las conversaciones subidas de tono de los dos. Porque no se recataban en soltar burradas por sus bocas mientras que yo estaba a verlas venir. O me enfrascaba con la tele viendo ...
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