Pau y las prácticas en la Masía. Capítulo 19 - Relatos Eróticos

Pau y las prácticas en la Masía. Capítulo 19

... impersonal. También es cierto, que esa tarde no pase del salón y la terraza.

Salimos a la terraza. Os diré que era espectacular. Unos setos alrededor de la barandilla, daban una privacidad única sobre el cielo de Barcelona. Era bastante grande. Había dos tumbonas para tomar el sol, y en el lado derecha una mesa de terraza con cuatro sillas. Dos estaban ocupadas.

De él, era del que menos me lo esperaba. Sergi siempre había transmitido una imagen de yerno ideal. Nunca había dado unas declaraciones fuera de tono, sus redes mostraban a un tipo felizmente casado, que además acababa de ser padre. Incluso, ese tinte rubio que se había aplicado en el cabello, hacía un par de semanas, también había sido el origen de muchas bromas en el vestuario.

Al igual que Gerry, se le veía cómodo con ropa de andar por casa. Camiseta blanca, que resaltaba aquellos ojos impresionantes, y pantalón corto con el escudo del club. La verdad que de los tres, era al que menos me podía imaginar participando en aquella quedada. Esto último, y que nunca le había visto desnudo, hizo que nuevamente se despertara mi morbo. No me imaginaba como sería el medio centro en el sexo.

Lo primero que me llamo la atención de Bartra, fueron también sus ojos. Eran preciosos. Había visto varias fotos en internet suyas, pero en persona era aún más atractivo, las fotos de su Instagram, no eran capaces de transmitir esa sexualidad que irradiaba.

Al igual que sus compañeros, iba vestido con ropa cómoda. En este caso, al igual que Gerry, camiseta de tirantes, que mostraban esos largos brazos fibrados. En su caso, el pantalón de deporte no llevaba ningún escudo.

Sergi, quizás me sorprendía que estuviera, pero en el caso de Marc, no. En alguna ocasión, en la sala de masajes, ya había salido su nombre, siempre ligado a fiestas y quedadas en casa de Gerry. También, siempre, unido al nombre de Riqui Puig.

Los tres acompañamos a las risotadas de Marc. Era un chiste malísimo, pero me ayudó a relajarme. Me sorprendía que aquellos tios, por encima de los 30 y padres todos ellos, siguieran haciendo esas bromas, que en el caso de mis amigos, ya habíamos dejado en la adolescencia.

Gerard salió de la terraza hacia la cocina para preparar mi café. Quizás eran los nervios, pero el único que me tranquilizaba con su mirada era Sergi. Marc me miraba de forma distinta.

No había ninguna duda que entre ellos, los tios, era un tema recurrente.

Aquella pregunta me dio pié a integrarme más en ese grupo. Empecé ha hablarles de las prácticas, mis estudios…Eran temas intrascendentes pero que sirvieron para al menos, comenzar una conversación entre los cuatro.

Fue sólo un paréntesis, porque las intenciones estaban más que claras. Lo que me sorprendió, es que viniera de Sergi.

Seguíamos hablando de cosas intrascendentes mientras acabábamos los cafés. Quizás llevaba como media hora en esa terraza, y salvo algunas miradas de Bartra y la broma de Sergi, el resto parecía una sobremesa de lo más ...