Como me convertí en la perra de mi asistenta. 3 - Relatos Eróticos

Como me convertí en la perra de mi asistenta. 3

... ser una puta sometida a un perro callejero, el ver a mi ama sonriendo de nuevo me reconfortaba.

Todavía a cuatro patas enganchado a mi macho me masturbe y como pude, sin poder soltarme de ese plug de carne que aún estaba vaciando toda la carga de sus huevos dentro de mi, me incorpore un poco y conseguí correrme en mi mano, metí toda la corrida en mi boca y espere a que me diera permiso a tragármelo.

Espere unos instantes y la vi volver de la cocina con un plato sopero que colocó en el suelo justo bajo de nuestra anal unión. Se incorporó y fue a susurrarle cosas al oído y en un par de minutos se aceleró el bombeo vaciando en mis intestinos toda su corrida y el nudo se aflojó. Al no estar lo que hacía de tapón de mi abierto y lleno culo gran parte de su lechada chorreó.

Lechada que recogió perfectamente el plato estratégicamente colocado por mi dueña. Fue entonces cuando ya libre de mi macho me dijo que me arrodillara ante ellas con mi culo chorreando el semen de aquel macho que me había follado como un campeón y me había sometido como macho dominante.

Me ordeno que abriese la boca y con una cuchara, para hacerlo más largo, me fue metiendo toda la leche del plato hasta que estuvo vacío.

“Trágatelo todo, quiero que el sabor a semen no desaparezca en todo el día de tu boca.” Me lo tragué y para mi sorpresa no fue tan desagradable como pensaba, aúnque estaba dispuesto a cumplir todo lo que me ordenase para conseguir que me perdonase, me sentía completamente sucio y lo peor de todo es que estuve empalmado durante todo el tiempo que mi macho me hizo suya. ¿Estaba disfrutando de ser su perra?

Me recordó que no debía desperdiciarse ni una gota y me hizo limpiar con mi boca el pene de mi macho y todo lo que chorreaba de mi dilatado culo. Yo así lo hice mientras mi dueña no perdía detallle y, como una buena perrita, en cuanto terminé sentí la necesidad de tumbarme a los pies de mi macho. El se tumbo a mi lado como ofreciéndome su protección. Eso me gustó y para demostrárselo estuve lamiendo su culo hasta que hizo ademán como de levantarse y emitió dos cortos ladridos, entendí que yahabía tenido bastante ración de perra.

Como una perrita buena fui a buscar a mi dueña. Se había vuelto a sentar en el sofá y cogiendo el cordel que aún tenía atado a mis pelotas tiro de mí hacia ella y me indicó que apoyase mi barbilla en su muslo.

Me quede ahí apoyado pensando en que había disfrutado y quizás establecido un vínculo de sumisión real con aquel perro, realmente me había comportado como una perra viciosa. Por algún extraño motivo aquel macho alfa había conseguido someter mi alma de perra salida anulando mi voluntad y no podía dejar de tener la sensación que de algún modo pertenecía también a aquel animal, no solo a mi dueña.

“Creo que hoy has descubierto una parte de ti que te ha gustado. Creo que es poco castigo convertir tu culo de perra en un chochete y que tengas sabor a polla en la boca todo el día. Te veo disfrutar y en el fondo me ...