1. Como me convertí en la perra de mi asistenta. 3


    Fecha: 21/07/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Naanno, Fuente: TodoRelatos

    DEGRADADO A PERRA DE COMPAÑÍA
    
    No tardé mucho en averiguarlo, a los dos días mi mujer me enviaba un Whatsapp que decía que quedase cuando tuviese un rato libre con B. tenía que llevarla al centro comercial para recoger un electrodoméstico con el coche porque ella no conducía y sus hijos no podían acompañarla. Todo parecía normal, nos pusimos de acuerdo y fui a recogerla directamente del trabajo.
    
    Cuando llegué ya me estaba esperando en la puerta del patio. Recordaba sus instrucciones y no sabía cómo podría cumplirlas en público de un modo discreto. Era evidente que no podía conducir a cuatro patas pero lo de no hablar y sólo ladrar no sabía si debía cumplirlo. Así que cuando subió me limité a darle dos besos y me quedé mirando y esperando sus instrucciones.
    
    Ella puso un mano sobre mi cabeza y la atrajo hasta su muslo donde estaba su otra mano. Giró la palma y diciéndome: “Buena chica”, me dió un caramelito que yo cogí con mi boca agradecido. Dándome unas palmaditas en la espalda me indicó que me incorporara y arrancase.
    
    Cuando nos metimos en el parking del centro comercial, se aclararon mis dudas. Para asegurarse de que no abriese la boca en ningún momento, primero me hizo desnudarme en la parte trasera del coche. Aunque los cristales traseros están tintados, abrió las puertas y levantó el portón del maletero, encendiendo la luz interior, con lo que cualquiera que pasara por detrás del coche podía verme. De un modo muy seco me ordenó empezar a masturbarme con la condición de que tenía que correrme en la mano para después meterlo en mi boca y, además, tenía que darme prisa. Confieso que el verme allí desnudo con mi dueña mirándome sin perder detalle y totalmente expuesto ayudó bastante. Una buena corrida se derramó sobre la palma de mi mano. La acerqué a mis labios y dejé que se los gruesos goterones resbalaran hacia dentro, con cuidado de no desperdiciar nada lamí y relamí los restos entre mis dedos sin tragarme nada.
    
    Me ordenó acercarme y mostrarle mi boca para asegurarse de que aún seguía bien llena de mi corrida. Previamente me había amenazado con alejarse del coche y dejarme así hasta que hubiese obtenido una buena cantidad masturbandome las veces que hiciese falta. No fué necesario, afortunadamente.
    
    - “¡MMMM, Madre mía pero qué perra eres! No sé hasta dónde vas a ser capaz de llegar. Nunca imaginé que disfrutaría tanto de tener una perrita, buena chica.” Dijo acariciándome la cabeza.
    
    Dando palmas como una estricta institutriz me hizo vestir y fuimos al comercio con la orden de no tragar hasta regresar al coche. No podía imaginarme qué tipo de consecuencias podría tener desobedecerla y no estaba seguro de si quería saberlo la verdad pero sí sabía que mi dueña me tenía bien cogido.
    
    Así que nos dirigimos a la tienda y por el camino, con un discreto gesto de su brazo, me ordenó que me pusiera detrás de ella y la siguiera. Aunque en ese momento aún no lo sabía, esa tarde iba a obligarme a hacer cosas bastante más ...
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