Como me convertí en la perra de mi asistenta. 3 - Relatos Eróticos

Como me convertí en la perra de mi asistenta. 3

... humillantes comentarios sobre mi cobardía. Cuando se canso de humillarme se agachó y tiró de mi cara hacia arriba, susurrándome carantoñas como a una cachorrita para tranquilizarme.

- “¿Que le pasa a mi chica?”. Dijo cariñosamente mientras acariciaba mi lomo como si sintiera lástima por todo lo que me iba a hacer pasar a continuación. Su suave voz al decírmelo me daba a entender preocupación por su perrita. Parecía que estaba despertando en ella una especie de cariño protector, nada más lejos de la realidad.

Me explicó que ahora que tenía una perrita en celo, tan salida como yo, se había apuntado a un programa de acogida de perros abandonados y que de vez en cuando le llevarían perros para que los cuidase unos cuantos días.

Conocía a los que gestionaban la asociación canina y no le resultó difícil convencerles para conseguir que solo le llevasen machos dominantes de buen tamaño. Me dijo que para hacer más agradable su estancia, iba a dejar que me usasen como a una perra sumisa dispuesta a todo.

Cuando quise darme cuenta, me vi a cuatro patas con un perro detrás lamiéndome el culo y las pelotas. Mi macho dominante, que era como yo empezaba a verlo porque me había doblegado, ya seguro de mi completo sometimiento hacia él, se había acercado dócilmente a mi culo y volví a notar su caliente y húmeda lengua explorándome. Sentía su potencia en cada uno de los lametones que me daba con su musculosa lengua. La alargaba por debajo de mis pelotas hasta tocar mi empalmado rabo una y otra vez y cuando se cansaba lo alternaba con lametones en el agujero del culo. Apretaba con insistencia, como si quisiera sacar algo de dentro con la lengua.

Mi dueña, que no perdía detalle de las maniobras del animal, no tuvo otra ocurrencia que sacar de su bolsillo y enseñarle una golosina al potente animal para después metérmela por el culo, asegurándose de que el animal viese bien donde guardaba su premio.

Desesperado por conseguir la golosina el animal clavó su hocico en mi culo con fuerza embistiéndome con golpes cada vez más fuertes mientras se le hacia la boca agua pensando en su golosina. Me excitaban sus fuertes caricias casi entrando en mi culo con la punta de la lengua.

Mi dueña me ordenó que hiciese fuerza para cagar7, la golosina y antes de que saliese del todo el perro la cogió cuidadosamente entre sus dientes y se la comió sin hacerle ascos. En cuanto termino de comer, yo que seguía a cuatro patas y mi ama me había dicho que empezara a mover mi culito de un lado a otro como una perra cachonda para provocarle. Eso pareció llamar la atencion de mi macho que se acercó rápidamente para seguir lamiendo la entrada de mi culo. Mi culo estaba tan relamido que a cada empujón notaba cómo iba entrando cada vez más su caliente lengua. De pronto lo comprendí, no trataba de darme placer a mí, lo que trataba es de prepararme para poder montarme igual que hace con todas las perras que quiere cubrir.

Yo, ingenuo de mí, pensando que en algún momento iba a ...