1. La venganza se sirve fría... y muerta


    Fecha: 27/10/2022, Categorías: Fetichismo Autor: El Baron Kruento, Fuente: TodoRelatos

    ... que difundió: que mis padres me pegaban a diario, que me habían echado de otro colegio por tocarle el coño a una compañera, que le levantaba las faldas a las chicas y le tocaba los culos a los chicos. Cada vez que yo abría la boca, ella se aseguraba de añadir una humillante coda a lo que yo había dicho. Quizá por eso empecé a hablar cada vez menos.
    
    Desde mi primer curso de la ESO hasta que acabé el instituto, ningún grupo de amigos me quiso entre sus filas, ninguna mujer me quiso como novio, cada vez que alguien se refería a mí lo hacía entre risas, con desprecio o con lástima. Durante esa época me refugié en mis libros y en mis películas de serie B (con alto contenido erótico), en foros de Internet donde hablaba sobre novelas góticas y escenas gore. Me convertí en un experto en Lovecraft, en Quiroga y en Kitano, en un erudito de todo cuanto me permitiera evadirme de la mediocre tortura en la que estaba sumido.
    
    Mi soledad tuvo consecuencias positivas: no solo desarrollé mi espíritu crítico (criticar al mundo es mucho más fácil cuando no se forma parte de él) y mi sensibilidad artística, sino que también me convertí en un prodigio de la medicina. Por eso, conseguí una beca para estudiar esa carrera fuera de mi pueblo, para regocijo de una familia que tendría lejos a su oveja negra. La muy puta de Raquel, en una época donde la mayor parte de abusones había madurado ya, me regaló un último rumor: que había escogido esa opción profesional solo para estar con cadáveres.
    
    Quién iba a decir que, aunque se equivocara, se acercaría tanto a la verdad.
    
    Yo, juro que digo la verdad, decidí ser médico por la posibilidad de ayudar a la gente, de ganarme el aplauso que las circunstancias me habían negado. Pero sentía curiosidad por si, tras haber visto tanta casquería ficticia, podría hacer frente a los cadáveres de verdad, si esa visión me derrotaría como había derrotado a todos esos pobres niños de papá que después del primer año decidían estudiar Derecho o Empresariales en vez de Medicina. La noche antes de nuestra primera experiencia con cuerpos, me desvelé.
    
    Debo decir que, cuando uno se enfrenta a los cadáveres, existen varias reacciones posibles. La mayoría, sobre todo las chicas, mostraba reverencia y respeto hacia los muertos, además de una repugnancia poco disimulable. Otros bromeaban en un intento patético de evitar la reflexión sobre su propia mortalidad, pero lo hacían temblando. A lo largo de todos mis años de Medicina, solo conocí a tres personas que mostraran una verdadera indiferencia hacia los cadáveres. ¿Eran psicópatas? No lo sé, pero sí sé que su situación era bastante extraña.
    
    Y luego estaba yo.
    
    No sentí nerviosismo al acercarme a nuestros inertes semejantes (semejantes, sí, pues todos acabaremos pareciéndonos a ellos cuando la piel y los músculos desaparezcan de nuestros semblantes), sino todo lo contrario. A diferencia de los vivos, no se metían conmigo, no me daban envidia con sus viajes o sus novias, mis padres no me ...
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