1. Adorado hijo


    Fecha: 20/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    MI nombre es Raquel, tengo 39 años, muy cerquita de los 40, si bien me casé a fines del siglo XX, nuestras familias mantienen aun arraigadas, ciertas costumbres clásicas de nuestra comunidad, tenía 18 años y mi esposo 32, medico, muy buen hombre. Admito que no estaba muy enamorada de él, pero era una decisión entre familias, en donde mi decisión era nula, parece mentira pero fue así, accedí con la esperanza que con el pasar del tiempo llegaría a amarlo.
    
    No tengo quejas hacia él, hemos tenido una buena convivencia, faltaba algo, nuestra relación sexual no era nada apasionada, donde nunca conocí un orgasmo, era algo metódico, en donde me impedía hacer ciertas cosas, como utilizar lencería sexy o tener sexo oral, por ejemplo. Con los años me fui acostumbrando o más bien lo fui soportando, por suerte la venida de dos hijos cambio mi vida, me dedicaba a ellos, hoy Benjamín de 19 y Laura de 15.
    
    Adoro a ambos, pero Benjamín, que llamamos Ben, es un chico muy comprador y galante, que con sus piropos y halagos, ha compensado lo que mi esposo no me ha brindado.
    
    No sé con exactitud, cuando comenzó todo, recuerdo que en una oportunidad llegue a verlo desnudo saliendo del baño, no sé si se percato de mi presencia, pero su sexo realmente me impacto. Ya no lo vi como mi hijo, sino como hombre, movilizándome por dentro al ver su sexo algo erguido. Traté de apaciguarme, intentando borrar de mi mente ese instante tan alterador, conteniéndome en ese aspecto como lo venía haciendo desde hacía mucho, que comprendía perfectamente que era algo indebido, trate de borrar ese instante profano, aunque un día llegue a masturbarme mientras mantenía ese recuerdo. No era mi costumbre hacerlo, sentía que traicionaba a mi esposo, aunque cada tanto necesitaba aplacar mi excitación.. .
    
    En el transcurso de un largo tiempo, se fueron originando una serie de hechos que si bien en un principio, no los tomé demasiado en cuenta, ni sospechaba o realmente trataba de negármelos.
    
    Una de ellas fue en un viaje con otros familiares, como los autos no eran suficiente para llevarnos a todos, opte por sentarme sobre las rodillas de mi hijo, tomándome del asiento delantero, el movimiento del auto sumado a mi trasero sobre las piernas de mi hijo, tuve la sensación o más bien la seguridad que ese contacto lo había alterado, lo miré como diciéndole, “Que te pasa?”, cuando note que sus cachetes se sonrojaban, me reí por dentro, continuando el viaje, tratando de olvidar el incidente, aunque creo que ese podría ser el punto de partida.
    
    De vez en cuando mientras elaboraba el desayuno, se acercaba por atrás, me abrazaba fuertemente notando su pene apoyarse en mi traste, que si bien en principio trataba de separarme, poco a poco comencé a deleitarme con ese contacto transgresivo e inmoral. Pensaba que estaba creciendo y que se estaba haciendo hombre.
    
    También en una oportunidad fuimos a una fiesta los tres, mi esposo tuvo que quedarse, no sé porque, y lo pasamos muy bien, hasta baile ...
«1234...»