Las refugiadas - Olha y Natividad - Relatos Eróticos

Las refugiadas - Olha y Natividad

... gotitas al suelo. Cuando llevaba tres cuartos del segundo terminó de mear.

—Déjalos en la mesa y límpiame. Luego limpiaras lo que ha caído al suelo.

—¿Cómo Ama?

—¿Cómo va a ser? Con tu lengua.

—A vos sí, eso lo tenía asumido, pero ¿y el suelo?

—También.

Acercó la boca al coño se Olha y empezó a lamer. Al principio desde el ano hasta el clítoris, metiendo bien la lengua entre los labios para retirar todo resto de humedad, como le había enseñado su anterior ama. Después, una vez limpia se centró en el clítoris para que generase otro tipo de humedad. Siguió lamiendo y succionando hasta que Olha se corrió. Después de retirar todo el flujo se separó de ella mirándola con ojitos para ver si se libraba de lamer el suelo, pero Olha se movió y puso su pie justo a dos centímetros de donde estaban secándose las gotas de orina en la rasilla. Natividad aun dudó. Olha cogió el vaso menos lleno.

—Tu verás… O limpias esas gotas —amenazó Olha—, o vacío el vaso y lo limpias todo.

—Ya voy, Ama, ya voy.

Natividad empezó a lamer el suelo. Ya no las gotas de orina, que habían sido absorbidas por la rasilla pero sí la tierra, polvo y otros restos que contenía la zona. Su anterior ama ya se la había obligado a ello en otras ocasiones, pero eso no hacía que le gustase más. Para eliminar la mancha roció todo con su propia saliva. Se incorporó y se encontró con su Ama entregándole el vaso de orina.

—¡Que desagradable la suciedad del suelo!, ¿verdad? Pero no es insalubre de por sí, al menos no aquí que está bastante limpio. Verónica se encarga de ello todos los días. —Natividad cogió el vaso titubeante—. Bebe de mí, eso te quitará la incomodidad.

Natividad necesitó de ocho o diez tragos para beberse el vaso completo.

—Svetlana lo haría hecho de uno —comentó Olha—. Aún te queda mucho que aprender. Habrás sufrido mucho como sumisa con tu anterior ama, pero hay campos en los que debes mejorar. Sírveme un vodka con limón, en uno de mis vasos y sírvete tú algo en ese… luego ya apuraras el otro vaso.

—Yo… señora… beberé lo que usted me diga.

—Bien. Entonces ponte ginebra con hielo, que según el almirante Nelson era una bebida de putas.

—Gracias Ama.

Una vez le entregó su vodka se sirvió cuanto apenas un dedo de ginebra. Olha la obligó a llenar el vaso, salvo los cubitos de hielo. Hizo que se sentase en el suelo de nuevo, entre sus piernas, sobre la mancha de orina y saliva, y le acarició la cabeza mientras hablaban. Y le daba insistentes órdenes de beber.

La segunda bebida fue ginebra sin hielo. En su lugar le permitió rebajarla con un tercio del vaso de orina. Pero cuando se iba a sentar la ordenó que se lo bebiera de un trago y se preparase otro. Hacia las dos de la madrigada Olha se preparó su segundo vodka con limón. Y un quinto vaso de ginebra con cerveza (la había cogido como sustituto de la orina cuando se acabó esta) para Natividad. Tras esta copa, anunció, pasarían las dos al vodka , pues la botella de ginebra se había ...