Gloria: una historia de sumisión (Tercera parte) - Relatos Eróticos

Gloria: una historia de sumisión (Tercera parte)

... de su esposo comenzaba a tocar su garganta. Gloria tenía las manos en los muslos de Mario, mientras él la maltrataba un poco.

- ¿Eso querías Ana? Eres una puta, nunca vas a ser ni la mitad de lo que es mi mujer, no eres ni la sombra de Gloria, puta de mierda.

Gloria se sorprendió al escuchar a su marido, pero se dio cuenta de que era justo eso lo que quería escuchar, tanto la satisfizo el escucharlo que sintió de inmediato como su vagina comenzó a mojarse. Mario tomó por las axilas a Gloria y la levantó, ella trató de besarlo, pero él se lo impidió; la arrojó a la cama quedando boca a abajo, la tomó por la cintura para que quedara en cuatro, levantó la falda de Gloria y arrancó su ropa interior con violencia, la jaló del pelo y la acercó a él, se acercó a su oído y en un susurro pero con una firmeza en la voz que Gloria desconocía dijo:

- Yo no voy a besar a una puta.

La empujó de nuevo, tomó su pene y se lo metió a Gloria de un solo empujón, ella tuvo que soportar el dolor que le causó sin gritar, pues no quería alarmar a su hijo. Pero aquel malestar solo duró unos segundos ya que Mario comenzó a embestirla y poco a poco el dolor se transformó en un tremendo placer. Era un verdadero martirio ser penetrada de aquella forma tan deliciosa y tener que mantener al boca cerrada, ella quería gritar, gemir, hacerle saber a su hombre todo el placer que sentía, pero no quería que su hijo fuera a asomarse para ver qué pasaba.

Mario aceleró el ritmo de sus embestidas y Gloria recordó la orden de Rubén, pero esta vez, muy a su pesar, tuvo que ceder ante los deseos de su amo, pues no quería que las cosas empeoraran ni para ella, ni para su marido.

- Por favor señor Mario, déjeme probar su leche, por favor, termine en mi boca.

- Si eso quieres puta, eso vas a tener.

Mario salió del vagina de Gloria y se dirigió al otro lado de la cama, metió su miembro en la boca de su esposa y comenzó a embestirla. Gloria pudo sentir cómo el pene de Mario latía más fuerte un segundo antes de que su boca recibiera el primer chorro de semen. Ella rodeo el pene con sus labios y comenzó a succionarlo, tragando poco a poco la semilla de su hombre, sin dejar salir una sola gota, hasta que los chorros dejaron de salir, pero Gloria siguió mamando un poco más hasta que el pene de Mario perdió por completo su dureza.

Él se quedó de pie y Gloria se puso de rodillas en la cama, sus rostros quedaron frente a frente. Ella se sentía muy excitada pues no había logrado el orgasmo, sin embargo, no lo necesitaba, aquello que hizo, sorpresivamente, le había encantado, inesperadamente el que Mario la tratara como si fuera otra persona, permitió que su esposo diera rienda suelta a sus deseos y se comportara de un forma diferente de como solía tratarla, una sonrisa se dibujó en los labios de Gloria y, al verla, Mario también sonrió. Ambos rieron un poco antes de que ella rodeara el cuello de su marido con sus brazos y se fundieran en un apasionado beso.

Cundo se ...