Mi primer amor - Relatos Eróticos

Mi primer amor

... ella cerca.

Con muy pocas ganas la alejé de mí, y le di el regalo, ella tomó la gran bolsa de Tinker Bell, su caricatura favorita, me tomó de la mano y nos sentamos juntas, la multitud aclamaba que desenvolviera el regalo, ella lo hizo sin dejar de mirarme a los ojos con esa hermosa mirada que transmite amor, del interior de la bolsa extrajo mucho papel cortado en tiras, para luego tomar entre sus manos un oso de peluche, blanco, muy suave y hermoso.

Me abrazó nuevamente, y me dijo al oído "gracias, te quiero". Le correspondí con una sonrisa, el intercambio siguió, y Silvia no quitó su brazo de mi espalada, seguíamos sentadas abrazándonos, riendo de las bromas de Jessica antes de entregar el regalo verídico.

Al terminar la posada, Silvia me abrazó, mis compañeros se fueron, y solo quedábamos ella y yo; estuvimos abrazadas por más de media hora, ella comenzó a llorar, la tomé de la mano y salimos de la escuela, mi brazo derecho estaba en sus hombros, su cara estaba agachada, ella me abrazaba por la cintura.

Al llegar a un pequeño jardín solitario, le dije que si quería hablar, ella me contó que sus padres estaban separados, y que ese día se habían peleado, yo sólo escuché, la abracé e impedí que siguiera llorando. Luego son fuimos, por la calle, continuamos abrazadas, como dos amigas, de lo más normal.

Se llegó mi cumpleaños y sinceramente no tenía muchas ganas de hacer algo de fiesta, así que sólo partí un pastel en compañía de mi familia, eran días ajetreados para todos, estábamos a dos días de navidad, qué mala fecha para nacer.

Las vacaciones pasaron, yo la extrañaba, porque aunque nos veíamos a diario, no era en mismo lapso de tiempo. Todas las tardes nos veíamos por lo menos una hora, estar con ella era amarla, la platica fluía, yo me había convertido en una atolondrada y divertida chica, a su lado era muy bromista; pero es que lo único que deseaba era verla feliz, tenía bastante que volviera a llorar.

Las vacaciones terminaron y así regresamos a clases en Enero. Silvia y yo llegábamos juntas a clases, ese día me dediqué a tomarle fotos con mi reciente cámara digital, claro que tuve que tomarle fotos a algunos más, pero toda mi atención estaba en ella, en sus mejillas rosadas y sus ojos divertidos. Jugábamos todo el tiempo.

Ese mes hizo mucho frío, ella y yo aprovechábamos para salirnos del salón e ir a comprar café, tomarlo fuera de clases platicando a solas, ya mi mingo giraba en torno a ella.

Mis calificaciones se mantenían altas porque después de Silvia, a lo que más ponía atención era a las clases, todo con la intención de que tuviéramos menos tareas y así, pasar las tardes jugando.

Era más que oficial que todos los días nos veíamos por lo menos de 5 a 8, luego cada una a su casa.

A veces jugábamos en el jardín al lado de mi casa, me hacía cerrar los ojos y tomarla de la mano para que me guiara, después lo hacíamos a la inversa, pero a mi se me ocurrió ponerle la bufanda en la cara, para evitar que ...