Los coreanos - Relatos Eróticos

Los coreanos

Me estaba retorciendo de gusto sentado sobre la cara de Julio. Llevaba más de cinco minutos metiendo su lengua en mi ano y no se cansaba. Algo quería porque de otra forma no entendía como me estaba devorando el culo de esa manera.

- Ufff no pares que me está matando – le pedía mientras restregaba mi raja contra su cara.

- Tienes que hacerme un favor Marcos – Julio se liberó de mis nalgas para coger aire y pedirme algo.

- Sabía yo que esto no era gratis – le dije.

- Yo te como el culo cuando quieras pero por favor tienes que hacerme esto – me azotó las dos nalgas fuerte antes de volver a su tarea de come culos.

Estuvo cinco o diez minutos más comiéndome el culo. Yo ya no podía dilatar más así que le pedí que me follara.

- Y hazlo con ganas sino no hay trato – le pedí.

Me tumbó de espaldas. Abrió mis piernas a tope y me ensartó su polla hasta los huevos. Empezó a bombear fuertemente haciendo que todo mi cuerpo se erizara. Yo mientras me iba pellizcando los pezones a la vez que sentía toda su carne en mi asador. Julio empezó a lamerme los pies a la vez que empezaba a bajar el ritmo. Entonces empezó a follarme lentamente. Dejó mis pies para empezar a lamer mi cara y mi cuello. Me comió las tetas hasta hacerme daño en los pezones.

- Tienes el coño ardiendo, me vas a quemar la polla – me dijo.

Yo le besé. Me ti mi lengua en su boca y nos morreamos con ganas.

- La semana que viene vienen los inversores coreanos – me dijo Julio mientras me penetraba despacio – tienes que acostarte con ellos.

Me quedé de piedra. De pronto mi culo se cerró.

- Ufff me aprietas la polla – se quejó Julio.

- Perdona ¡! – le dije yo mientras le acariciaba la cara y le animaba a seguir.

- Necesitamos que la nueva sede de la empresa esté en Corea. Va a ser una oportunidad mundial. Están muy interesados pero tenemos que darles el mejor trato.

- Ya sabes que soy un bue anfitrión – le dije a la vez que le agarraba las nalgas.

La idea de acostarme con unos coreanos nunca había sido mi deseo pero el hecho de participar en una orgía internacional es algo que me ponía mucho. Julio aprovechó mi baja guardia para meterméla de golpe.

- AAAAAAH – me quejé.

- Sé que a vas a ser la mejor puta de negocios – volvió a metérmela.

Y empezó a bombearme con ganas hasta que dejó toda su carga en mi culo. Fue una corrida abundante y larga. Tanta cantidad que empezó a rebosar por el ano. Julio sin sacar la polla de mi culo y ayudado por su corrida siguió follándome, haciendo que su abdomen rozara mi polla. Esa sensación junto con el placer que me estaba dando en mi culo hicieron que me corriera sin tocarme.

A la semana llegaron los coreanos a la oficina. Eran dos. Uno más joven y otro más mayor. Ambos eran bajos y con cara de pocos amigos. El más joven era delgado, se le veía en forma. El más mayor era regordete. En la reunión estábamos Julio, Ana la secretaria, mi padre y yo. Julio me pidió que fuera provocándolos durante la reunión. Así que ...