1. Hermanas


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... estaba dispuesta a transformarme y explorar una parte desconocida de mis sentimientos. Llena de dudas por mi falta de experiencia pero con ganas de saber hasta qué punto era capaz de llegar,
    
    procedí.
    
    La acaricié tímidamente. Fue tocar y retirar la mano. No fue tan malo. Me dije a mi misma que podía hacerlo. Más decidida quise agarrarla para comprobar que podía asirla entre las dos manos. Fue increíble el calor que desprendía y el primer contacto prolongado de mis manos. Un par de sube y baja fueron suficientes para que posteriormente acercarse temerosa la puntita de la lengua y comprobar su sabor. No me resultó tan desagradable como pensaba. Nada más probar su cabezota con la puntita de mis labios y tras unas pocas lamidas me quedé impregnada tanto de su sabor como de su olor. Era peculiar, fuerte y relativamente agradable para como me esperaba. David mientras disfrutaba más por mi recato que por mis acciones.
    
    Una vez superado lo peor salí de dudas y me convencí a mi misma de que aquello podría incluso disfrutarlo, así que me decidí a propinarle un primer lametón de abajo arriba a lo largo de toda su longitud. Desde la base de sus testículos hasta la punta de su pene. Le siguió un segundo y un tercero, al cuarto quise mirarlo a los ojos para comprobar su reacción.
    
    - No está mal, se
    
    nota que no estás acostumbrada pero le pones empeño, anda sigue preciosa, chúpala bien- me pidió con ese característico tono tan cínico que a mí me hacía sentir sucia y desagradable y que al mismo tiempo me volvía loca.
    
    Yo me la metí en la boca cuanto pude para después alejarme un poco, para después volver a metérmela. Se la babeaba cuanto podía, dejaba que la saliva nos comunicase cuando me apartaba. Me encantaba hacerlo. Sentía que se lo estaba haciendo como se merecía. Esa saliva que hacía de puente entre mi boca y su polla de vez en cuando caía sobre mis piernas. Cuanto más se la babeaba más sucia me sentía, más morbo me daba. Al poco tiempo reconocía el sabor de mi propia saliva en todo su miembro. Hubo un momento en que ya no lo pude evitar y deslicé mi mano por debajo del vestido para acariciarme yo misma mientras se la chupaba. Necesitaba correrme como fuese.
    
    El ritmo de mi mamada parecía que a él no le era suficiente ya que instantes más tarde me agarró por la cabeza y comenzó literalmente a follarme la boca. Lo hacía sin las manos, sin las mías, las cuales se aferraban a su cadera tratando de romper el ritmo al que me había sometido. Apenas podía respirar e incluso en una de esas veces a poco vómito. Me sentía una putilla de colegio, utilizada, medio vejada y a pesar de todo me resignaba esperando impaciente mi momento.
    
    Por la posición de sus manos no le fue difícil a David deshacerse del lazo que anudaba a mi espalda los tirantes de mi vestido. La tela cayó desnudando mis pechos ante su atenta mirada.
    
    Aproveché su gesto para separarme de él y tratar de coger algo de aire.
    
    -Joder que tetas más ricas tienes- pronunció mientras sin ...
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