1. Hermanas


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... del pantalón. Quedó ante mí una imagen que no olvidaré en la vida, lo que tenía aquel chico entre las piernas no era para nada normal. Seamos sinceras, chicas, la polla de un hombre no es
    
    agradable de ver, pero es lo que implica. En este caso no estaba completamente dura y ya se veía más grande que ninguna otra que hubiera visto jamás. Aunque tampoco había visto muchas, la verdad. No tardó en empezar a acariciarse sin dejar de mirarme. Todo aquello me parecía ridículo. Apartaba la vista horrorizada, para acto seguido volver a mirarlo. Me tapaba la cara a dos manos por un instante y al instante siguiente no podía evitar mirar. Así varias veces.
    
    -¿Te gusta?- preguntó. Estaba claro que a David le gustaba exhibir su miembro ante sus amantes. Por sus gestos me dio a entender que no era la primera vez que desenfundaba tan rápido, sabía que podía presumir de tamaño ante las mujeres y que todas debíamos reaccionar más o menos del mismo modo. La primera impresión es pensar que es asqueroso. Una vez superada la impresión inicial la segunda es preguntarte si cabe dentro todo eso sin lastimarte, y la tercera te lleva a comprobarlo.
    
    El muy cínico tenía razón, conocía muy bien a las mujeres, comenzaba a cuestionarme muchas cosas. Efectivamente tras observarlo un rato comencé a preguntarme como sería acariciar ese miembro que asomaba insultante para otros hombres de entre la cremallera de sus
    
    jeans, al tiempo que me preguntaba qué era lo que pretendía. “¿Acaso pretende que le haga una paja aquí en medio de la calle?” se amontonaban mis pensamientos y sensaciones.
    
    - Vamos Sandra, ya sabes lo que quiero- me animó prepotente al tiempo que se acercaba hasta mi posición y agarrándome del pelo de manera totalmente primitiva me obligó a arrodillarme a sus pies. Me hizo daño.
    
    -Sé que estás deseando chupármela -
    
    pronunció al tiempo que aliviaba mi dolor soltándome del pelo una vez estuve de rodillas a sus pies.
    
    Estuve tentada de todo. Tanto de salir corriendo como de acceder a sus pretensiones. Nunca me gustó practicarle el sexo oral a mi esposo y sin embargo en esos momentos sentía verdadera curiosidad por hacerlo. Una cosa tenía clara, a mí me daban igual las estupideces que fuera escupiendo por su boca con tal de alcanzar el orgasmo que había comenzado a provocarme y en el que me había dejado a medias. Desde luego si algo tenía claro es que no me había dejado sobar y meter mano para nada. Aquello debía concluir de manera satisfactoria al menos para mí. Necesitaba acabar de alguna manera lo que había empezado y me lo tomé como un trámite. Levanté la cabeza y sin hablar le respondí con la mirada. Él dejó de tocarse a la espera de que procediese.
    
    Así que allí estaba yo… arrodillada a los pies de un desconocido dispuesta a chuparle el pollón que exhibía ante mis ojos. Algo que nunca había hecho con mi marido. Me sentía vulnerable, y porque no decirlo algo guarrilla. Yo no era de esas, de ninguna manera, yo era decente, una señora y sin embargo ...
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