1. La sobrina del bajá. Capítulo 1. Parte 1


    Fecha: 01/10/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Zyang, Fuente: TodoRelatos

    ... probara su sangre: dentro y fuera del campamento eran numerosos los rumores sobre los apetitos excéntricos de la capitana turca, que parecía buscar más el fragor de la batalla que la caricia del amante.
    
    De vez en cuando Haradja desplazaba el filo del cuchillo hacia los pechos de Alessia, llegando a tantear con la punta el pezón rosado y viendo con complacencia que la respiración de la esclava se aceleraba, por nerviosismo, sí, pero también había deseo en esos suspiros, y el pezón de la griega temblaba y se endurecía con cada acercamiento del arma, y la carne se le ponía de gallina. Cuando el vello axilar había desaparecido por completo y la piel de la zona había quedado suave al tacto, Haradja había dejado el cuchillo en la mesa al lado de la cama y le había agarrado de nuevo la mandíbula, sujetándola con fuerza.
    
    - Habla, esclava. Ya sé que has prestado favores sexuales a hombres. ¿Se las has prestado a mujeres también?
    
    Sonrió cuando Alessia asintió sin abrir la boca. Sabía que algunas esposas de capitanes de su ejército desarrollaban apetitos de hombres, y hasta este momento no había sido capaz de comprender qué placer podían encontrar.Pero ahora lo entiendo perfectamente. El pensamiento le había asaltado la mente mientras recorría el cuerpo de la esclava, y se había sorprendido lo fácil que había aceptado esa verdad. Se recostó al lado de la otra mujer y abrió las piernas.
    
    - Hazme lo que le hacías a esas otras mujeres.
    
    La esclava, obediente, se reclinó sobre ella. Haradja pudo admirar otra vez sus curvas, la sensualidad de sus pechos que se bamboleaban suavemente con el movimiento, las hermosas caderas brillantes por el sudor, cómo la espalda se tensaba con el gesto felino con el que Alessia le comenzó a besar la cara con suavidad. La capitana turca entreabrió los labios dejando que la esclava se los besara y suspiró de placer mientras los besos se extendían por su mandíbula, su esbelto cuello y bajaban despacio hasta su busto. Sus labios vaginales lanzaron un chasquido húmedo cuando la turca abrió las piernas y dejó que Alessia situara su muslo entre ellas. Haradja se dejó llevar, moviendo las caderas y dejando que su humedad se extendiera por la pierna de la esclava, que a su vez se metía un pezón en la boca y comenzaba a succionar.
    
    La temperatura del cuerpo de Haradja subía con cada beso y cada caricia de Alessia. Nunca había imaginado los placeres que podían abrir los dedos de una mujer recorriendo su cuerpo o sus labios marcando los rincones de sus curvas. Ignoraba la intensidad de las sensaciones que el tacto sobre su vientre podía despertar, o que un beso en su pecho pudiera erizarle toda la piel de la zona. O que pudiera producir tanta humedad entre las piernas.
    
    La turca le agarró la cabeza a la esclava y la empujó hacia abajo, haciendo que recorriera el espacio entre los pechos, siguiendo la línea del músculo de su abdomen, para llegar al hirsuto pubis y descender aún más, al centro palpitante de sus sensaciones ...
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