1. La sobrina del bajá. Capítulo 1. Parte 1


    Fecha: 01/10/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Zyang, Fuente: TodoRelatos

    El sol incidía sobre las olas que batían las rocas del islote, desplegando un abanico de chiribitas brillantes de distintos tonos de colores. Sólo el oleaje y el chillido de alguna gaviota aislada rompían la silenciosa paz del escenario. Para un espectador desafectado ese balanceo sonoro le habría sumergido aún más en la magnífica visión.
    
    La joven que contemplaba el horizonte no tenía la paciencia ni el espíritu de disfrutar el paisaje. Esperaba a su rival, y todos sus sentidos, vista, oído e incluso olfato, estaban dedicados a tal actividad. El cabello azabache, el hermoso rostro de piel pálida y ojos oscuros, los labios gruesos del color de sangre y el aro de oro que adornaba la aleta de su nariz la delataban como turca. La armadura raspada y marcada, el escudo a su espalda y las armas al cinto (cimitarra en la izquierda, el yatagán o cuchillo turco en la derecha) la delataban como guerrera.
    
    Corría el año 1560 de Nuestra Era, y las escaramuzas entre moros y cristianos a lo largo del Mediterráneo habían llegado a una situación de equilibrio. La frontera que dividía ambas fuerzas a veces se desplazaba más hacia el imperio Otomano, otras veces más hacia la Europa católica, pero nunca tomaba un rumbo claro. En ese momento, la zona alrededor de Venecia concentraba la mayor parte de las fuerzas de uno u otro bando.
    
    En la ciudad de Candía, sus residentes se resignaban a repeler oleada tras oleada que el oficial naval Ali-Bajá les enviaba, sin poder realizar ninguna incursión tras la línea enemiga para llevar la batalla a dominio turco. Veían sus compañeros y amigos morir día tras día, y se acostaban (cuando podían hacerlo) con la incertidumbre de si volverían a ver un nuevo amanecer.
    
    La razón que impedía que los cristianos tomaran cualquier contraataque se encontraba bajo el brazo derecho de la joven. Sujetado por una mano firme de Haradja que más se asemejaba a una garra, un chico de apenas cinco años se encogía como si el contacto con la mujer le quemase.
    
    La turca, cuyo nombre era Haradja, apenas le dirigía la palabra, o siquiera prestaba atención a su presencia. A pesar de que en la corte de Bajá se había procurado que el niño contase con todas las comodidades y estaba bien atendido y alimentado, no habían conseguido que el pequeño cambiase su fe o al menos mostrase cualquier signo de amor hacia sus captores, y Haradja se había cansado de jugar a la hermana mayor a las dos semanas después de que el pequeñodjinn había llegado.
    
    Su fiel Metiub, muerto apenas cuatro días atrás, había secuestrado al hijo de Muley, el León de Damasco, y Leonor, el Capitán Tormenta, dos fuentes de esperanza para la resistencia cristiana frente al ejército turco. Haradja le había prometido su virginidad a Metiub si le llevaba la cabeza del León de Damasco, el renegado que había cambiado su religión musulmana por la del enemigo, traicionando a todo su pueblo y haciéndole llorar más de lo que cualquier hombre había conseguido antes. Pero en el duelo que ...
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