1. Ideas con mi hijo.


    Fecha: 16/07/2019, Categorías: Incesto Infidelidad Sexo con Maduras Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... empujó su polla tiesa dentro de mi coño mojado, solo emití un silente gemido gozando de su gruesa dimensión copando por completo las húmedas paredes de mi vagina.
    
    Abrí bien mis piernas y me apoyé en la puerta del baño, mi hijo me follaba con energía de adolescente ahí a metros del cornudo de mi marido que se bañaba ignaro de todo.
    
    El deleite fue increíble. Me folló rápido y agresivamente, sus bolas golpeaban la parte interna de mis muslos y yo estaba en el séptimo cielo. El solo hecho de saber que mi marido estaba a pocos metros de mí, me sobre excitaba al máximo, tanto que mi orgasmo llegó rápidamente, nunca había sentido unas contracciones tan fuertes en mi coño, casi al mismo tiempo Luis volvió a descargar una copiosa cantidad de semen, esta vez en mi panocha caliente.
    
    Mientras trataba de acallar mis gemidos y gruñidos, mi esposo cerró el agua corriente de la ducha, le faltaba solo tomar la toalla y secarse. Luis me daba las últimas embestidas feroces y descargaba todo dentro de mí, su pene resbaló fuera de mi chocho y su joven lechita comenzó a rebosar mi panocha y a escurrirse por mis muslos. Le dije de irse a su cuarto, yo corrí al mío a coger unas bragas para limpiarme.
    
    Cuando volví a la salita de estar, mi esposo estaba en bata mirando la televisión. Me senté a su lado con mi panocha rebosante del esperma de mi hijo. Cuando Luis entró a la salita le recibí con una coqueta sonrisa, me acurruqué a mi marido y le permití abrazarme, esperaba oler mucho a semen, me sentía como una putita, pero dentro de mí yo sabía que el bastardo se merecía esto y más.
    
    Esa noche dormí al lado de mi marido con mi conchita llena del espeso semen de Luis. A pesar de todo, esto no era suficiente para mí. Por la mañana, le pedí a mi esposo de ir al supermercado por mí, ya que no me sentía tan bien y tenía necesidad de algunas provisiones. Se sorprendió un poco, pero accedió. Apenas salió de casa llamé a mi hijo, obedientemente vino y escuchó todas mis ordenes, me quité las bragas y me senté en una silla con las piernas abiertas. Luis diligentemente comenzó a lamer y chupar mi panocha, al principio suavemente, acariciaba ligeramente mis rizados vellos púbicos, cerré los ojos y disfruté el momento. Me sentí extremadamente bien, Luis sabía hacerlo en modo natural y sensacional procurándome mucho placer. Me excitó sobre manera cuando su lengua comenzó a moverse muy rápido y más profundo, comencé a contorsionar mi cuerpo de placer.
    
    Entonces se me ocurrió otra idea a experimentar con mi hijo, me puse de rodillas sobre la silla y le pedí que me lo metiera por el culo. No se lo hizo repetir, se bajó los pantalones, le chupé un poco la pija hasta dejársela bañada en saliva y me volteé, mientras el forzaba su pene dentro de mi esfínter, agarré el celular y llame a mi marido. Rápidamente me respondió y quiso saber el motivo de mi llamada, le dije que necesitaba algunos artículos más que me comprara. Estaba tratando de no gemir ni quejarme, nunca nadie me ...