Maltrato femenino(II) - Relatos Eróticos

Maltrato femenino(II)

La primera parte de este relato es imprescindible para entender la totalidad del mismo.

La cara de Julián después de que la mujer de su amigo Luis lo pillara en el cuarto de baño de su propia casa oliendo una de sus zapatillas y auto-azotándose con ella, era un auténtico poema.

Marta era una mujer de armas tomar, todo lo que le había contado su amigo sobre su esposa lo había dejado perplejo y excitadísimo a la vez, pero que lo hubiera pillado como a un niño con las manos en la masa era algo que lo había descolocado por completo.

Creía muy capaz a Marta de cualquier cosa, incluso de contárselo a su esposa; desde hacía unos meses se habían hecho bastante amigas, y el pobre Julián no quería ni pensar lo que pensaría su Obdulia si se enterara de lo que acababa de ocurrir.

-¿Quieres que siga yo?

La lacónica y severa pregunta que la dueña de la casa le había hecho, seguía resonando en su cabeza, todo le daba vueltas, pero había que salir de aquella situación de alguna manera, así que con todo el cuidado del mundo, y con la cara y las orejas rojísimas de vergüenza, dejó la zapatilla en el estante del zapatero de donde la había cogido y sin casi mirar a la dueña de esa zapatilla a la cara le dijo.

-Perdona Marta, no sé lo que me ha pasado, lo siento mucho.

Marta estaba con los brazos cruzados justo en el umbral de la puerta impidiéndole salir del cuarto de baño, lo miraba fijamente a la cara muy seria, y esperando a hacer contacto visual, cuando se produjo ese cruce de miradas, Julián no pudo sostener la suya mucho tiempo, y justo cuando la apartó, recibió la orden inequívoca de que volviera mirarlo.

-Mírame.

-Perdón… la verdad…

-Haz el favor de callarte, sal de mi cuarto de baño, y quiero que me esperes aquí, junto a la puerta.

Julián tragó saliva, y se quedó en la puerta del aseo como si fuera el guardaespaldas de una diva, no podía dejar de pensar en cómo esa mujer lo había intimidado prácticamente sólo con la mirada, y cómo lo había obligado a mirarla para ponerlo en su sitio y humillarlo un poquito más, entonces miró hacia el salón y vio a su amigo Luis que estaba de pie, nervioso, intranquilo, pero sin atreverse a acercarse, tal era el respeto que le tenía a su esposa, entonces, cuando ambos se cruzaron las miradas, el anfitrión se acercó a su amigo y con voz y muy baja y con claros gestos de nerviosismo y le dijo.

-¿Qué ha pasado, qué haces ahí?

-Joder tío, ¿cómo no me has avisado de que venía Marta?

-No tenía ni idea, siempre viene más tarde, ¿pero qué ha pasado?

En ese momento se abrió la puerta, y los dos amigos se callaron de inmediato.

-¿Se puede saber que os pasa a vosotros dos esta tarde?

-Na-nada._-balbucearon como dos niños pillados en falta.

-PLASSSSSSSSSSSSSSSS

Luis recibió un bofetón de su mujer que si no es porque se apoyó en la pared lo hubiera tirado al suelo, después de eso lo cogió de una oreja y lo llevó como a un chaval hasta el salón.

-Dime ahora mismo lo que está ...