1. Relatos cortos 5-Un despertar sin ti


    Fecha: 02/09/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Bella15, Fuente: TodoRelatos

    ... repentino ataque de tristeza, sentí como mi madre me arrullo y me explicó que había estado sedada toda una semana para evitar un mal movimiento, hasta me contó las lesiones que tenía mi esposa y que, si quería verla, debía comportarme o me sedarían de nuevo. Así que, los siguientes días, intenté controlar mi estado de ansiedad, pues lo que más añoraba era ver a mi esposa, así ella no me recordara.
    
    Poco a poco fui mejorando, el dolor estaba contralado con los analgésicos y mis piernas, ya sostenían mi peso, aunque aún no me dejaban ir a la habitación de Ayra, porque según los médicos podía alterarme una vez más. Mi paciencia alcanzó su límite y una tarde en que ninguno de mis padres se quedó a cuidarme, me levanté de la camilla. Con pasos cortos me dirigí por los pasillos y agradecí que aquella enfermera que vi al despertarme me diera el número de habitación en donde estaba mi esposa. Sin embargo, antes de que tan siquiera pudiera armarme de valor para ingresar, me topé con la silueta de mi suegro.
    
    —Hola, Noha, ¿Por qué estás sola? No deberías desplazarte así, podrías tener un accidente —mencionó, con un toque de preocupación.
    
    —¿Puedo verla? —fue lo único que salió de mis labios.
    
    —¡Por supuesto! Aunque debes saber que su memoria no ha regresado del todo y quizás nunca lo haga —expuso, con cierta tristeza.
    
    —Lo sé, mi madre me contó —dije, al sentir como mis piernas tambalearon.
    
    —Iré por un café, puedes quedarte el tiempo que desees —enunció, al darme una palmadita en mi hombro.
    
    Y con ese incentivo, decidí ingresar a esa habitación, pero lo primero que vieron mis ojos, fue una silla de ruedas y en ella se encontraba mi esposa. Estaba de espaldas con su batola blanca, admirando el cielo despejado de una Jordania que mostraba un día normal de primavera.
    
    —Hola —dije tímidamente.
    
    Ayra se sobresaltó al escuchar mi voz y con un suave movimiento, giró la silla para quedar frente a mí. Estaba exactamente igual a como la última vez en que estuvimos juntas, pero con la leve diferencia de que ahora tenía una leve cicatriz en su ceja izquierda.
    
    —¡Noha! —exclamó y un sustito se instaló en mi corazón.
    
    —¿Me recuerdas? —pregunté tontamente.
    
    —No—dijo tristemente—Pero mis padres me mostraron una foto tuya. Bueno, de hecho, fueron muchas y en la mayoría salíamos juntas —movió levemente sus brazos para girar la silla de ruedas.
    
    Era evidente que aún su pierna no había sanado del todo, al igual que mi brazo y mi costilla, pero aquel temblor que tenía en su mano izquierda me preocupo un poco.
    
    —Veo que también estas en recuperación —pronunció y yo miré esos ojos que me hipnotizaban.
    
    —Sí, allí voy —respondí amablemente, al mismo tiempo que controlaba las ganas irrefrenables de abrazarla.
    
    —¿Qué de cierto hay que tú y yo somo esposas? Es que bueno, una cosa es no poder recordar nada, pero bastante malo es no recordar ni mi propia boda —dijo, con un humor que me encantó.
    
    —Sí, es cierto—le regalé una sonrisa, al notar que aún ...