El tormento de Elsa -36- - Relatos Eróticos

El tormento de Elsa -36-

... para tí. Pero te prometo… que no tendrás que chupar una sola polla en este ratito. Por la tarde dependerá de tus profes de recuperación… Hoy es música y ética. Don Félipe y Don Enrique.

Elsa gimió asintiendo.

-¿Has traído la flauta? - dijo sonriendo el director.

Elsa asintió, no comprendía la pregunta, pero asintió, de hecho, jamás la sacaba de la mochila.

Bien… Ahora, acompáñame.

Y levantándose, fue tras el director hasta salir del aula y por los pasillos hasta llegar a la puerta de su despacho,

-¿Lista? Tu sorpresa te aguarda tras la puerta.

Asintiendo, Elsa pudo ver como el director, sonriendo, abría la puerta y la hacía pasar. Al hacerlo, Elsa, quedándose de piedra, no supo qué hacer o decir. Allí, desnuda, sentada sobre la mesa del director, con las piernas cruzadas, sonriendo, balanceando sus pies descalzos, mostrando sus plantas sucias de haber andado sin calzado alguno, estaba Anna Parker.

-Bienvenida zorra… veras que bien lo vamos a pasar.

Y escuchando la puerta cerrarse tras de sí, y como después se echaba el cerrojo, Elsa, se giró para ver que estaba a solas con su profesora.

Aquellos pies la hipnotizaron. Largos, delgados, con ligeros juanetes, bien formados a pesar de ello, de uñas rojas, plantas sucias, que demostraban lo mucho que había andado descalza. Por el metro primero, recuerda Elsa. Vagones sucios, andenes pegajosos, escaleras grasientas… Por la acera después, áspera, fría, polvorienta… Sin duda estaban realmente sucios, y eso les hacía más hermosos aún, se dijo la niña.

-¿Qué significa esto? - dijo Elsa asustada, sorprendida, con miedo.

-Que voy a empezar a formar parte de tu educación especial y de la de Silvia… con la cual pasé ayer una tarde estupenda.

Elsa gimió.

-El director me ha dicho que no tengamos prisa, que si tienes que llegar tarde a tu clase después del recreo, no pasará nada.

No, se dijo Elsa, estáis todos compinchados al fin y al cabo.

-Bueno pequeña. No demoremos esto. Desnudate.

Elsa soltó un suspiro y, dando un paso adelante para descalzarse, dejó caer su falda sobre sus pies quitándose las medias después. Quedándose de pie sobre su ropa, se fue desnudando despacio dejándola toda en el suelo para al final, avanzar un paso más dejando su uniforme en el suelo tras ella. Anna Parker sonrió.

-Eres preciosa. Mucho más bonita que Silvia. Tus tetas son más pequeñas, pero me gustan así. Siguen moradas… menos que las de tu amiguita, la pobre estaba realmente hecha polvo, pero hemos gozado juntas aun así.

Elsa ahogó un gemido y contuvo las ganas de llorar. ¿Silvia, esta mujer había estado con Silvia? ¿Habrían gozado? Su amada, ¿habría disfrutado? ¿La habría hecho daño? Pronto lo descubriría ella misma.

-Acércate. - dijo la mujer abriendo las piernas y dejando ver a Elsa que debajo de la falda no había bragas.

Elsa obedeció, llegó hasta la mesa, colocándose entre las piernas de Anna Parker, donde la mujer exhibía orgullosa su coño cubierto de vello ...