1. Al hijo de la mucama: ¿Te gusta lo que ves?


    Fecha: 12/07/2019, Categorías: Voyerismo Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... disgusto de la señora, casi golpeando a su hijo para que disimulara un poco su mirada fundida en mis pechos. Aun así me divertí mucho, y no, no fue la última vez que aquel chico se deleitó con ese blusón.
    
    En otra ocasión lo pillé espiando en el cajón de mi ropa íntima, ya sabía que lo hacía, uno sabe perfectamente como acomoda su ropa, y en más de una ocasión me había percatado de que mis bragas estaban mal dobladas. Aunque ciertamente me molestaba un poco, no decía nada, pues después de todo también era parte del juego, pero todo cambió cunado encontré una de mis pantaletas sucia. Era obvio que aquella mancha era de semen, y no había que pensar mucho lo que había pasado ahí.
    
    En un principio pensaba decírselo a su madre, pero me pareció injusto y solo crearía un ambiente toxico, después pensé en reclamarle a él personalmente, pero tampoco quería confrontarlo pues sería como terminar con el juego de miradas, además de que no sabría que decirle, así que no hice nada por el momento.
    
    El regalo
    
    Los juegos siguieron y yo lo tomaba como un pasatiempo para entretenerme, ya era parte de mi día a día. Todo se había acomodado, él se encargaba de asear las recamaras y el baño en el segundo piso, mientras que su madre se ocupaba de la cocina, la sala y el comedor en la planta baja. Todo perfecto para que me divirtiera con su hijo sin preocupaciones.
    
    A él le gustaba limpiar el baño porque podía aprovechar el momento para espiarme al salir de la ducha, y yo me dejaba espiar haciendo la finta de que me quitaría la toalla enfrente de él, a sabiendas de que estaba completamente desnuda debajo, aunque tan solo me la acomodaba. Hubo una ocasión en que sí me atreví a abrirme la toalla y exponer mi cuerpo, pero fue una trampa, pues lo hice dándole la espalda, por lo que no me pudo ver nada.
    
    Lo traía como loco, y me encantaba. En un principio me divertía, pero después comencé a empatizar más con el muchacho. Me imaginaba lo que debía de sentir, todos esos cambios hormonales, las emociones y los sentimientos sexuales que no podía sofocar. No sabía si aún era virgen, pero tenía toda la pinta de que si, y yo, tras catorce años de divorcio casi que estaba igual que él.
    
    Una tarde me encontraba en mi habitación, recostada viendo el tiempo pasar, el chico y su madre se habían ido. No podía dejar de imaginar lo que pasaría por la mente de aquel joven. Me preguntaba si le gustaba yo o solo mi cuerpo, no me gustaría que se obsesionará conmigo y creara una situación incómoda, o peor aún, que se enamorará. Y si tan solo quería zacear sus deseos sexuales, ¿hasta dónde estaría dispuesto a llegar?
    
    Nunca lo había imaginado antes, porque, de alguna manera sabía que nunca sucedería, y simplemente no lo contemplé. Pero después de casi ocho meses de juegos y miradas aquella fantasía se había hecho lo suficientemente fuerte para convertirse en una idea. Una idea que me traía dando vueltas en mi habitación. ¿Nos atreveríamos? ¿Nos descubriría su madre? ¿Dónde sería? ...
«1234...10»