1. Los secretos de Jota: Noche intensa de verano(VII)


    Fecha: 22/03/2019, Categorías: Gays Autor: FabianSS, Fuente: TodoRelatos

    ... ver aquel enorme pollón de 20-21 cm duros, grueso como el suyo, que ahora estaba pequeño por el frío, pero que no tardó en empezar a crecer rápidamente al divisa aquel otro miembro.
    
    Adrián se sonrojó y después fue Guille al ver involuntariamente su rabo de 16 cm crecer grueso apuntando a su compañero.
    
    Guille cogió su ropa con una mano y con la otra agarró una mochila en la que Adrian no había reparado antes.
    
    Ambos con sus ropas en la mano y sus rabos duros, empezaron a correr hacia el espigón. La zona más oscura de toda la playa. Al llegar, Guille le dijo que le siguiera pero que tuviera cuidado con las rocas. Escalaron solo un par de ellas, dos rocas grandes, altas, cuadriculadas, lisas en su parte alta y algo moldeadas por los laterales, que dieron paso a un hueco entre ellas. Un hoyo de 2 metros de altura rodeado por aquella piedras colocadas artificialmente. Era un agujero que solo se podía ver al acercarse y ascender un poco. pues ni desde el paseo marítimo, a varios metros de alli, ni desde la arena era visible. En el fondo un pequeño terreno de la arena de la playa, seca y firme hacía de suelo en el cual Guille dejó caer una toalla que estiró para poder tumbarse.
    
    Los minutos se volvieron segundos en ese espacio reducidos en que los dos chicos, pegados como uno solo, creaban una ilusión óptica por la cual pieles difuminaban los contornos de sus cuerpos hasta el punto que era imposible adivinar a que chico pertenecía cada miembro. Los labios no se separaran en largos minutos mientras aquella manos, de huellas dactilares diferentes, acariciaban piernas de geometría diversas. Un rabo se apoyaba sobre otro cómodamente y el tacto les confería un placer que no podrían superar con sus dedos. Las caricias empezaron a ser superficiales y continuaron apretadas entre sus pechos y abdomen, sintiendo sus músculos y sus delgados vientres, sus fuertes piernas y su culo peludo. El sonido del estallido de los besos empezó a fluir con el delicado viento que los transportaba lejos, tan lejos que aquellos estallidos chocaban como dos tormentas contra otros golpeteos incesantes. Unos golpeteos duros y violentos de una cadera blanca como el marmol, azotada por unos piernas fibradas que movían una polla dura. También presente con el sonido de unos huevos que golpeaban incesantes el final del culo de aquella chica que gemía y gemía entre los profundos ronquidos de un extraño en otra de las habitaciones de la tienda.Aquella tormenta era cada vez más feroz. Y las acometidas duras de pronto cesaron.
    
    Cesó el traqueteo. Cesaron los besos y los estallidos de la mano de Cristian en los pechos de la chica. Cesó la húmeda polla de violentar el coño dilatado. Pero tan solo cesó unos pocos minutos. Hasta que Cristian, con su voz ronca y masculina a pesar de su edad, le ayudó a colocarse a 4 patas mirando hacia la puerta de tela con un movimiento seco de brazo y una sola y firme frase:
    
    - A cuatro, zorra, quiero cabalgarte el coño y el culo.
    
    Tan solo medio ...
«1...345...9»