1. ¡Si me duele, pero me gusta sentir su verga en mi culo!


    Fecha: 11/07/2019, Categorías: Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... de hacer acabar!
    
    -Estabas caliente… te has corrido en unos cuantos minutos.
    
    -De solo imaginar que me meterías tremenda verga me habías calentado.
    
    -¿Te gusta así lento o quieres que le dé más verga a tu conchita?
    
    -¡Así está rico! Sentir como esa tremenda verga entra y sale es una delicia.
    
    -¿Te gusta?
    
    -¡Me fascina! Y dígame don Tony… ¿le gusto?
    
    -Tú me fascinas igual… eres una chica muy linda.
    
    -¿Qué es lo que más le gusta más de mí?
    
    -Me la pones muy difícil… me gustan tus pechos, tienes un rostro muy lindo, me gustan tus labios… los de arriba y los de abajo.
    
    -Eso le iba a preguntar… ¿Cuáles? Sabe lo que me gusta más de usted… usted es un hombre muy guapo, pero ver esa pija, a cualquier mujer enciende.
    
    -¿Te provoca tanto?
    
    -Si… especialmente como la mueve. Me gusta el ritmo y como la mueve que siento que me va hacer acabar otra vez.
    
    -Marisol… ¿Te puedo decir algo al oído?
    
    -Dígame. -me dijo mientras seguíamos con ese vaivén y me le acerque al oído.
    
    -Sabes… me gusta como aprieta tu conchita, solo imagino como ha de apretar tu culito.
    
    -¿Usted cree que me entra? -lo decía con un gemido.
    
    -¡Haré todo lo posible para sentir mi verga adentro de tu precioso culo!
    
    -¿Le gusta mi trasero?
    
    -Me gusta tanto que, pienso comérmelo a besos y quiero sentir como la punta de mi lengua se hunde en él.
    
    -¡Eso me provocó escalofríos! De solo escucharlo me está haciendo acabar. -dijo.
    
    Marisol comenzó con un vaivén más acelerado y yo comencé con unos embates más potentes. Solo escuchaba que decía: ¡Ay… así… siga así… me voy a correr por Dios! -De repente me abrazó y sus piernas le temblaban. Me metió sus uñas en la espalda y comencé con un taladreo y solo se podía escuchar el golpeteo de la cama y como mi pelvis chocaba con su pubis y Marisol gimió anunciándome su orgasmo. No paré ese taladreo hasta que sentí esa electricidad por mi columna vertebral y recorrió mis piernas. Le descargué una buena corrida que llenamos las sabanas de la cama. Y salimos de nuevo al baño a darnos una corta ducha.
    
    En esta ocasión estaba tan agitada que el frío desapareció cuando salió de la ducha. Yo la esperaba y ella me vio sentado a la orilla de la cama y mi verga ya había tomado esa condición pasiva. Se sentó frente a mí y me dijo de esta manera: ¿Puedo chupársela? – No esperó por mi respuesta y se dirigió a mi verga que reaccionó con el toque de sus manos, jugó con masajear mis testículos y se metió mi pene flácido y Marisol se sorprendió de cómo en segundos volvía a tomar grosor y después de tenerlo todo adentro, solo podía con meterse mi glande a su boca. Ella solo me dijo: ¡Usted tiene una cosa inmensa! -me chupó los huevos y estuvo pajeándome y chupándome la verga por unos diez minutos.
    
    Me había parado la verga de nuevo y le pedí que se pusiera de perrito y le dije en una manera amenazante en broma, que le llegaba la hora para cogerme ese culito. Ella respondió también en forma de broma: ¡Hoy quizá me toca pagar algo a mí! ...
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