1. ¡Si me duele, pero me gusta sentir su verga en mi culo!


    Fecha: 11/07/2019, Categorías: Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... aunque nunca regularmente me voy. Cuando estoy ya cerca de correrme, mi novio regularmente se corre antes que yo.
    
    -¿Sexo anal?
    
    -¡Sexo anal! Nunca lo he experimentado, aunque Sofía me habló de que es algo que usted quiere y que me da a mí la curiosidad experimentar.
    
    -¿Sofía te habló de que haríamos un trio? ¿Has hecho un trío antes?
    
    -¡No… nunca! Eso también me despertó el morbo para decidirme a hacer esto, pues me enciende imaginar que alguien me ve cogiendo y también nunca he visto a nadie coger ante mi vista en persona. He escuchado cuando alguien experimenta un orgasmo, pero nunca he visto el acto en sí.
    
    -¿Qué te parece la idea de hacerlo con una persona mayor como yo?
    
    -La verdad que Sofía nunca me habló de su edad. Me dijo que usted le parecía un hombre muy guapo y todo un caballero. La verdad que creo no se equivoca. ¿Cuántos años tiene si se puede saber?
    
    -Tengo 53. ¡Podría ser tu padre! – ella solo ríe.
    
    -Mi papá tiene 47, pero no está tan cuidado como usted. No lo digo por quedar bien con usted, pero usted se mira más joven. Se nota que se cuida.
    
    Nos secamos y a mí me parecía que, hacía suficiente calor, pues por aquí es época de invierno, pero Marisol además de la calefacción central, tenía un aparato adicional para crear esa sensación del ambiente subtropical de donde ella es. Nos envolvimos en una cobija y comencé a besarle el cuello y sus dos redondos y sólidos pechos. Sus pezones estaban erectos y su piel se erizaba al contacto de mi lengua. Como ella tenía todavía frío y yo mucho calor, se cobijó de la cintura para arriba y me dejó esa conchita pequeña y bien afeitada y me di gusto al ver como se miraba su brillo de sus jugos vaginales al abrirle las piernas. Me lancé a lamerle su conchita donde comencé con un ritmo semi lento y delicado. Solo escuché su expresión con su voz sensual: ¡Qué rico! Ya me vas hacer entrar en calor. -me dijo.
    
    Era una cama de tamaño matrimonial y cuyo espaldar era un espejo. A un lado había un tocador con un enorme espejo y al otro lado otro espejo de esos que se usan para verse de pie a cabeza y ver como alguien luce cuando se viste. Subí la velocidad del movimiento de mi lengua sobre su clítoris y se lo chupé con intensidad hasta verla corresponder con ese vaivén de sus caderas al sentir la sensación que se le acercaba su primer orgasmo. Creo que ambos necesitábamos de una buen follada y Marisol no tardó mucho en correrse, no creo haber pasado más de diez minutos chupándole la conchita cuando escuché sus gemidos y me dijo: ¡Me estás haciendo correr!
    
    Se la seguí chupando hasta que se calmó de nuevo y no mucho tiempo después en esa posición del misionero le dejo ir mi verga lentamente. Dio un quejido, pero luego me dijo con una expresión de placer: ¡Qué rico… que rica se siente su verga! En ese momento de un sexo semi lento y viéndole a sus chispeantes ojos oscuros comenzamos con una erótica plática:
    
    -¿Te gusta?
    
    -¡Uf…! ¡Qué rica se siente su verga después que me acabas ...
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