1. El regalo: Un antes y un después (Decimonovena parte)


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... qué? —Y miré angustiado a mi anfitriona.
    
    —Tranquilo tesoro que no te voy a comer. —Me dijo Almudena acercando sus labios a los míos y dándome un pequeño beso, se volteó para alcanzar del suelo primero mi copa de Brandy, para llevarla hasta mi boca y darme a beber un sorbo. Luego la colocó hasta el piso y tomando la suya, terminó de beberla hasta el fondo.
    
    Regresó Martha en compañía de Amalia, quien en sus manos traía una bandeja con dos recipientes que reposaban sobre una especie de plataforma pequeña. También varias espátulas de madera, un frasco alto y transparente, y algunos pares de guantes quirúrgicos. Amalia me observó desnudo pero ni en su mirada ni en sus gestos, pude notar algo de interés. Seguramente ya acostumbrada a ver tanta desnudez, pasó de mí como si no existiera para ella. Otro más, pensaría ella.
    
    El primer recipiente contenía una amorfa masa negra y el otro, la espesura y el color de la miel hasta la mitad. Tanto Almudena como Martha se colocaron los guantes azules, revisaron la temperatura y consistencia en los dos recipientes de cristal y satisfechas, Martha se hizo con el bote de miel y varias espátulas. Almudena con el otro y... ¿Talcos?
    
    —Y bien tesoro, ahora te vas a portar como un niño obediente y nos vas a dejar hacer. —Me dijo Almudena, entre tanto Martha inclinaba sobre mi pecho el recipiente y dejaba caer espesa aquella cera.
    
    —¡Ughh! Quemaaa, quemaaa. Martha ¡Nooo! —Y escuché que se reía, pues yo mantenía bien cerrados mis ojos al sentir el ardor en mi pecho.
    
    —Vamos Rodrigo compórtate como todo un valiente caballero. —Me decía mientras esparcía con esmero, aquella cera caliente sobre mi lado izquierdo. —Esto no duele no seas flojo–.
    
    —Claro, como eres tú la que lo está sintiendo. —Le dije apretando mis puños con fuerza. Y la miré, sus ojos de miel chispeantes también parecían arder con el calor que sentía yo en mi pecho.
    
    —Martha, esta me la vas a pagar y tú también Almudena. Son un par de… De mujeres sádicas. Le voy a decir a mi mama… ¡Ouchh! Sopla por favor Martha, sopla… ¡Yaaaa! —Y en esas sentí como en mi pubis caía un poco de polvo blanco, suave y refrescante.
    
    —Ya verás cómo vas a disfrutar Rocky. Un poco de valor por favor. —Y con sus dedos enguantados esparció aquel talco por un costado. Hummm, eso se sentía mejor.
    
    Sin embargo la vi como tomaba una gran parte de aquella masa negra que parecía muy viscosa y maleable. Con ella en la mano, la colocó donde había esparcido el polvo y se sentía también caliente pero no tanto como la cera del pecho. Masajeo Almudena un poco, y me dijo…
    
    —Rocky, corazón, creo que tienes muchas preguntas aún por hacerme. ¡Anda! Dime ya.
    
    —Varias pero ahora solo se me ocurre darle la razón a tu esposo para divorciarse. Pero en serio Almudena, no entiendo como dejaste acabar tu matrimonio siendo tan experta en la materia… —Y en eso sentí un fuerte tirón en mi pecho.
    
    —¡Ouchh! Mierdaaa, eso dolió Martha. —Y ella sonriente, me mostraba ufanándose, en su mano ...
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