1. El regalo: Un antes y un después (Decimonovena parte)


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... novio, para que viviera de cerca el placer alcanzado tras momentos de dolor. Golpes hubo, claro que sí. Pero a continuación tu rubia compañera obtenía inmensos orgasmos, inalcanzables de otra manera. Probó varios consoladores de diferente tamaño, varios dedos, otra boca y un largo y grueso pene negro, pero ese si de verdad. ¿Sufrió? Sí, pero gozó su cuerpo y su mente, haciendo vivir una nueva experiencia a su novio, quien humillado, ya comprendía su posición en la relación, enseñándole de lo que ella era capaz. —Y Almudena detuvo su relato para dar otra calada a su cigarrillo y beber otro trago de su jerez.
    
    Estando allí recostado, me fijé que sobre la cama, en el techo, había una pequeña luz roja parpadeante, recorrí visualmente las paredes y conté seis más. Un circuito cerrado de televisión con seguridad. Almudena filmaba los encuentros que allí se realizaban. ¿Tendría el de Paola? ¿Lo podría observar? Y cuando iba a hacer la solicitud, entró de nuevo Martha, caminando con la armonía que la caracterizaba, ondeando el largo brillo de la cadena dorada, de su cadera izquierda hasta la derecha, una y otra vez. Y en la mitad… Su monte de Venus y la atractiva «V» de la victoria indicando el camino a lo prohibido. ¡Para mí!
    
    —¡Humm! falsa alarma, queridos. Era mi hija llamándome desde el móvil de Hugo. El suyo según me contó, agotó su batería de tanto uso. Quería informarme que había subido muchas fotografías a su perfil, las ultimas de su paseo por la Sierra y quería que las viera. —Se acercó a la cama por el costado donde se hallaba estirada su amiga Almudena. En la pantalla de su teléfono le mostraba aquellas instantáneas y uno que otro video donde se escuchaban risas, mucha algarabía y la fuerte brisa.
    
    —¿Puedo ver? le dije. —Por supuesto que sí, corazón.
    
    Y Almudena me alcanzó el teléfono, para mirar las fotografías de sus hijos. Una niña hermosa con un vestido fucsia y flores amarillas. Era muy parecida a su madre y a su lado, un pequeño muy feliz, con una camisa tipo polo azul celeste y unos vaqueros blancos. Los dos posaban en algún elevado mirador que dominaba el panorama hacia un valle, un pueblo que se me hizo familiar. Y seguí pasando las fotografías con rapidez. Me detuve en una donde se encontraban los dos, la niña posando frente a la cámara y el niño agachado, sin darse por enterado de la toma, recogiendo del camino algo, seguramente piedras.
    
    —Tus hijos son preciosos. —Le comenté a Martha, quien se acomodó recostándose a mi izquierda.
    
    —Si Rodrigo, son mi adoración. ¡Mi vida! Mira, esta es Isabel tiene 12 años, ya casi cumple trece. ¡Se me ha crecido en un santiamén! Y este es Luis, mi pequeño caballerito de diez años. Es la misma estampa de su padre. —Me dijo, con un poco de aflicción en su voz.
    
    —Mi princesa, la mayor tiene nueve añitos y mi terremoto, el pequeño, en marzo cumplió los cinco. Martha… ¿Y tienes fotos de él? ¿De tu esposo? Me gustaría verle el rostro. —Le pregunté con algo de pena.
    
    —Ehhh… Si, obvio. ...
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