1. El Príncipe de la perversión


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30

    ... patologías o intervenciones quirúrgicas) y las enfermedades mentales, hacen que esa moralidad genética o heredada desaparezca, o se manifieste de forma diferente.
    
    —¡Buff!, demasiado complicado para nosotras, pero resumiendo, una vez me comentaste, que alguna vez iban a la Consulta madres que te decían que creían que sus hijas eran ninfómanas, desde edades muy tempranas.
    
    —Sí, es cierto. Muchas madres se asustan cuando ven a sus hijas masturbarse compulsivamente o cuando se ponen encima del padre y empiezan a moverse para rozarse con él, o directamente les buscan la polla, si alguna vez ellos se la han dado ya.
    
    —Claro, muchos se las dan, las dejan jugar con ellas, como mi marido, que se la ponía entre las piernas y como le salía por delante, la cría me decía: —Mira mamá, yo tengo polla también, como papá.
    
    —Son juegos que se tienen, en los que vemos que a nuestras hijas les gustan mucho y si acaban enviciándose, algunas madres pueden preocuparse, preguntándose si por culpa de ellos, nuestras hijas se podrán hacer ninfómanas.
    
    La conversación estaba resultando muy interesante y todas íbamos participando en ella:
    
    —Yo creo que alguna vez, todas hemos pensado eso, sin darnos cuenta de que a su edad necesitan hacer esas cosas, pero suelen ser fases que tienen que ir pasando, y la familia es el mejor lugar para que empiecen a experimentar todo eso.
    
    —Así es, es lo que intento explicar a esas madres —continuó Clara—, pero entiendo que a veces es difícil de asumir que tu hija te eche de la cama para estar con su padre, pero así, literalmente, jaja.
    
    —Pero ¿has llegado a ver a niñas ninfómanas?
    
    —Sí, tuve un caso muy claro. Era una señora mayor, que no recordaba cuando empezó a masturbarse, pero me dijo que con 7, 8 años, ya empezaba a querer meterse cosas por la vagina y que buscaba desesperadamente que el empleado de su familia que la cuidaba, le enseñara la polla, a lo que en principio él se resistía, pero ante una niña pesada, cualquier hombre acaba cediendo, jaja.
    
    —¡Qué barbaridad! Es difícil de creer eso.
    
    —Sí, lo sé, pero puede haber casos así, y el de esta mujer fue unos de los más fascinantes que traté, porque con 60 años, seguía igual, necesitando follar con cuantos más pudiera, aparte de otros vicios más privados, digamos…… Ella misma decía que era una puta, y que la gustaba sentirse así y que los demás la vieran como tal, así que imaginaros……
    
    Toda esta conversación había empezado a causa de mi hija, así que le pregunté a Clara:
    
    —Todo eso está muy bien, pero yo, ¿qué puedo hacer con mi hija?
    
    —Pues acompañarla en ese proceso que está viviendo, sin prejuicios ni tabúes, guiarla por el maravilloso camino de la sexualidad para que pueda disfrutarla a lo largo de su vida.
    
    —O sea, que dejo a mi marido que siga sobándola lo que quiera y que ella se acostumbre a tener su polla en la mano.
    
    —Lo que ella necesite, amiga. Más no te puedo decir, tendréis que ir viéndolo poco a poco. Obviamente, tú sabes quién es ese ...
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