1. La vida de Janna final


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: No Consentido Autor: charlines, Fuente: TodoRelatos

    ... andaban muy lejos, pues las pisadas de los caballos eran recientes y las ramas cortadas, aún tenían sabía en sus cortes. Esperó que llegará la noche, así ella jugaría con ventaja. Un ligero humo desveló la posición de los cuatreros. Janna sabía que tendría que irlos matando de uno en uno, si no, podría ser su fin. Una vez se echó la noche. Janne se acercó a los cuatreros, la tenue luz de la hoguera le proporcionaba una visión casi perfecta. Apuntó al hombre de la pierna falsa y le clavó una bala entre sus ojos. Sus compañeros se levantaron, miraron en todas direcciones y montando en sus caballos volaron hacia otro lugar. Janne ya los tenía, ya no se iban a escapar. Janne caminó tras de ellos durante dos días, ya solo le quedaban el hombre de la cicatriz y el de los tres dedos. Al quinto día los hombres confiados pararon en un lugar del desierto donde tendrían sombra y un poco de agua. Ya se habían olvidado de Janne, ya se sentían seguros. Pero esto fue su perdición. Después de la media noche, un disparo rompió el silencio. Dos dedos, rebotó contra el árbol, mientras su cabeza se partía en dos. El hombre de la cicatriz lo miró y se volvió raudo. Pero no fue lo suficiente rápido y una bala atravesó su pierna derecha. Entre tremendos dolores cayó al suelo y se retorció por él. Janna llegó junto a él y le dio con la culata de su fusil en la cabeza dejándolo noqueado en el suelo. Lo ató y lo llevó arrastrando de su caballo. Janna en un lento devenir a través del desierto, tardó cinco días en llegar a River city. Buscó a Clarice, ella estaba en el saloon.
    
    - Tengo tu pedido ahí abajo. Vivo, está vivo.
    
    - ¿De verdad, puedo hacer con él lo que quiera?
    
    - Es tuyo
    
    Clarice fue por el hombre. Lo llevó al saloon. Lo ató con el culo bien expuesto en una mesa. Untó su mano con aceite, con mucho aceite. Acercó su mano al culo del hombre, metió dos dedos, luego tres, luego cuatro y finalmente toda su mano se deslizó por su culo. El hombre gritaba y maldecía, mientras Clarice metía y sacaba su mano del culo del hombre.
    
    - ¿Te gusta, verdad hijo de puta?, te gusta, ¿verdad? Te voy a reventar este culo de cerdo que tienes.
    
    Clarice, metía y sacaba la mano con mesura. Pero los parroquianos empezaron a jalearla.
    
    - Vamos Clarice, vamos. Mas fuerte, más hondo.
    
    Clarice envalentonada, metía la mano hasta su codo, el hombre gemía y pedía clemencia. Esa clemencia que él no había tenido.
    
    - Hija de putaaa, te voy a matar.
    
    La audiencia reía a la vez que Clarice, recogió el revolver de Janna y le atravesó la cabeza. Después de esto ambas mujeres partieron para el ahora rancho de Janna. Tenían mucho trabajo por delante. 
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