La vida de Janna final - Relatos Eróticos

La vida de Janna final

El hombre más viejo desató el botón de su pantalón y sacó una pequeña polla de poco más de diez centímetros. La acercó a la cara de Janna y le dijo.

- Chúpala, y como me muerdas, tu compañero tendrá un trozo de plomo en su cabeza.

Janna, a pesar del nauseabundo olor que esa cosa desprendía, acercó su boca y metió ese pedazo de carne en su boca. Hubo de reprimir una arcada, pero lentamente consiguió engullir esa polla y empezar con la felación.

- Que bien la chupas, puta, que rico.

El haber estado mucho tiempo sin probar hembra hizo que el viejo se vaciase pronto en la boca de Janna. Esta vez ella, no pudo reprimir las arcadas y terminó vomitando y vomitándose.

- Joder que puta, quien se la folla ahora.

El hombre sin dedos, le dio la vuelta y sacando su polla la introdujo en el coño de Janna. Janna recordó esa sensación ya olvidada de una polla rozando las paredes de su coño, ahora nuevamente le volvía a doler. Para el hombre tampoco debía ser muy gratificante.

- Esta puta está seca, me cago en su estampa.

Echó un buen escupitajo sobre su polla y sujetando con fuerza los pezones de Janna, se la volvió a meter. Esta vez la penetración era más placentera. El hombre imprimió un fuerte ritmo y terminó corriéndose dentro del coño de Janna. El de la cicatriz en la cara, tomo su sitio y metió su polla en el coño de Janna, este ahora más lubricado le dejaba entrar con gran placer. Nunca había dado por el culo a ninguna mujer y ver ese agujerito abrirse y cerrarse, lo llamó. Aprovechando el semen de su compañero, perforó el culo de Janna. Esta sufrió poco, ya que la polla de Alan era mucho más gorda y había dilatado su culo. Por lo que está vez, no hubo dolor. Entré fuertes berridos el hombre de la cicatriz, terminó dentro del culito de Janna. Solo quedaba el hombre más joven que cargaba un importante instrumento, largo y gordo. Este se puso detrás de Janna , le agarró con fuerza del pelo le hizo una coleta y apuntando su polla al agujerito del culo de Janna, se la metió de un solo golpe. El grito de Janna, hizo temblar hasta las paredes de la casa. El hombre le dio fuerte, muy fuerte, hasta vaciarse en ella. Nada más terminar sacó su revolver y disparó en la cabeza a Alan, después hizo lo mismo con Janna. Por suerte para Janna, solo rozó su cabeza, pero la sangre los despistó. Montaron en sus caballos y salieron. Janne busco su rifle, se acercó a la puerta, se apoyó en el marco y disparó, atravesando la cabeza del hombre que le acababa de sodomizar. Los compañeros detuvieron sus caballos con la intención de dar la vuelta, pero un nuevo disparo que atravesó el hombro del hombre de la cicatriz los hizo desistir de su empeño. Aún no lo sabían, pero acababa de empezar su particular calvario. Janna llena de rabia enterró a Alan, y le juró vengar su muerte. Al forajido lo dejó a la intemperie, la naturaleza se encargaría de él. Se puso sus botas, su pantalón de tela gruesa, su camisa y su chaleco. Montando en su caballo siguió el rastro ...