Tu, mi complemento perfecto 26-Epílogo - Relatos Eróticos

Tu, mi complemento perfecto 26-Epílogo

... cabecita con ternura.

—Pero, es mucho tiempo —hizo pucheros.

—No es tanto, verás que pasa en un parpadeo —aclaré, aunque no la vi tan convencida.

—¿Y por qué no podemos ir con ustedes? —indagó.

—Porque solo es un viaje para dos —soltó mi hermano.

—Eliott —lo regañé y él movió su cabeza de un lado a otro. No tenía que ser adivina para darme cuenta de que él, también quería irse con nosotras.

—Lo siento, no volveré a interrumpir —se disculpó.

—La razón por la que ninguno puede ir con nosotras, es porque ese viaje, se lo tenía prometido hace mucho a tu mami y así como los llevé a Venezuela para disfrutar de sus magníficas playas, ahora es nuestro turno de pasear —le expliqué.

—Entiendo—dijo por lo bajo—Cuando regresen, podemos ir a la cabaña, quiero ir a pescar —soltó de repente.

—Te lo prometo —dije y ella sonrió.

—Bueno, pequeñajos, es hora de irnos o se nos hará tarde —manifestó mi esposa, al ver que todo estaba solucionado.

—Espera, Charlie, no podemos irnos sin que vaya a buscar el peluche de mi sobrina favorita —mencionó Eliott, al salir corriendo y tras él, iba nuestra hija.

—Te felicito, mi amor, te has convertido en una excelente madre y una maravillosa esposa —rodeé su cintura para darle un beso tierno.

—Boba, eres tú la que me has enseñado en el proceso, aunque he de admitir que a veces, no sé qué hacer y me dejo guiar por mi instinto —besó mi nariz.

—Alguna vez, ¿Has pensado en tener un bebé? Ya sabes, uno que tenga nuestras facciones y nuestros genes —acaricié su mejilla.

—No, en realidad, pero sería una buena idea, ¡Te imaginas! Una niña que tenga tu carácter y mi buen gusto al vestir —dijo y yo sonreí.

—Podríamos pensarlo, siempre quise tener una mini tú —rocé sus labios con los míos.

—Solo si me complaces en todos mis antojos —expresó y yo me quedé inmersa en su mirada.

No había una cosa que no hiciera por ella y estaba dispuesta a despertarme a medianoche de ser preciso para complacer sus antojos, para ayudarla ir al baño o simplemente, deleitarme con su figura. Sin embargo, aquel momento fue interrumpido por unas pisadas que se acercaban a nosotras y cuando vimos a ese par que venían con una sonrisa en sus rostros, supe que no podía ser más feliz. Apunte a mi reloj de pulsera y cada uno, fue por sus maletas, ya era hora de que emprendiéramos camino o nos queríamos para vestir santo.

Una vez que dejamos a los niños en casa de mi cuñado, nos dirigimos al aeropuerto y durante todo el vuelvo, estuve pensando en lo mucho que hemos evolucionado como pareja. Mi esposa estaba cada vez más cerca de terminar su carrera y yo había ascendido a ser la chef principal en el restaurante donde trabaja, no solo nos iba bien en el trabajo, sino que en la parte amorosa todo estaba en su lugar, aunque a veces teníamos nuestras pequeñas discusiones como toda pareja.

Estando a unos pocos minutos de que el avión aterrizara, entrelacé mis manos con las de mi esposa y le dije un “Te amo” una frase ...