1. Las refugiadas 3-Viaje al infierno-Contrataciones


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... proyecto inicial.
    
    —Muy bonito ¿y que pinto yo en esto?
    
    —Ellas son sumisas. Ninguna tiene carácter para mandar y tomar decisiones… quizá Olha, pero es demasiado pequeña, por ahora. Puede que hay alguna otra entre las que no conozco, pero no creo que sean más de una o dos. Y muchas, incluidas anastasia y Danuta, la madre de Olha les gusta ser golpeadas en los pechos, entre otros lugares.
    
    »Y los clientes, al menos algunos, esperaran poder machacar más de una teta. Eso sin olvidar a las propias interesadas que los deseen… o los que disfruten de ver a las ponys corriendo con sus bamboleantes pechos al aire, por mucho que a largo plazo tenga consecuencias negativas.
    
    —Repito: ¿qué pinto yo en ello?
    
    —Necesito una directora, una gerente del lugar, pero que esté dispuesta a aceptar que a sus chicas les golpeen las tetas, las exhiban y se las lesionen, incluso con heridas permanentes.
    
    —¿Dejarías…?
    
    —Es lo que tú consideras que pasa tras mucho tiempo sin usar sujetador, también si, además, las lastramos con peso y las golpeamos mientras las obligamos a moverse, antes incluso.
    
    —Lo sé. Pero no me refiera a eso. Me refiero a otro tipo de lesiones permanentes. —Pedro se encogió de hombros—. ¿Dejarías que amputaran la tetas de una de las chicas?
    
    —Sí. Siempre que ellas lo pidan o lo acepten. Tetas o clítoris, o cualquier otra parte. Pero no impuesta. Y me aseguraría bastante de que es realmente voluntario. Aunque no me refiero a algo tan extremo, ni creo que ellas lo quieran. Pensaba más bien en quemaduras de cigarro o marcas a fuego. O, como te decía, simplemente que por los continuados castigos acabe ganando la gravedad… personalmente me gusta que caigan y se muevan, son más fáciles de atar, pero sé que discrepamos.
    
    —¿Y si yo no acepto?
    
    —Tantearía otras opciones, aunque me gustan menos.
    
    —No crees que las puedas controlar tanto.
    
    —No te controlo. Y no es esa la cuestión. Sé que tú te preocuparas por ellas. No estoy tan seguro de las dos dominas que tengo en la lista detrás de ti. Además, una tiene otras funciones asignadas, pues será la doctora, o al menos la especialista de apoyo, y su hermana, aunque podría serlo tiene también su estudio en Valencia. Y le tendría que decir que lo deje. Y lo mismo de mi hija, que sería la siguiente: le tendría que pedir que dejase el trabajo.
    
    —¿Solo has pensado en mujeres?
    
    —No. También en mi hijo Daniel, y si acepta será mi segundo, por encima de la jerarquía oficial… y de ti. Probablemente él busque negociar contigo cuando se entere que hasta mi hija me la voy a follar, pero eso lo dejaremos para el futuro, si se tercia. Yo ahí seré neutral. De momento es el único hombre que contemplo, además de mí, por encima de la directiva femenina, aunque preferiría tener un papel distinto del director oficial.
    
    —Estoy tentada de aceptar. Pero queden claro tres cosas: La primera que Carla y yo somos intocables: no nos usaras bajo ningún concepto.
    
    —¿Estás segura?
    
    —¿Qué quieres decir?
    
    —Que ...