CUIDADO CON LO QUE DESEAS … (4ª parte) - Relatos Eróticos

CUIDADO CON LO QUE DESEAS … (4ª parte)

... comencé a rogarle que tuviese cuidado, fingiendo que me hacía daño. Lejos de parar aumentaba el ritmo. Cuando noté que iba a volver a correrse, esta vez dentro de mi coño, fingí gemidos de placer y comencé a rogarle que no se corriese dentro, a sabiendas que iba a hacerlo.

Noté cómo se semen recorría mi coño mientras aquel cerdo gruñía y me echaba su apestoso aliento en la cara.

“¡Toma zumo de macho en tu chocho, zorra!” – exclamó.

“Todavía nos quedan 25 minutos” – dijo mientras miraba el reloj. “Ahora voy a romperte el culo que es lo que me queda por probar” – concluyó.

Pensé que a quién iba a romper nada con esa mierda de polla. Resignada me giré poniéndome boca abajo para permitir que aquel viejo accediera a mi culo. Sacó del bolsillo de su chaqueta que estaba tirada sobre la cama un bote de vaselina. Puso un chorro en mi culo sin ningún cuidado y arrimando su polla presionó hasta meterla entera.

A pesar de su micropene, estuvo follándome el culo por más de 15 minutos sin descanso. Sentía que el culo me ardía y tenía un escozor intenso. El notó mis quejas y disfrutó bombeando más mientras me decía que la mayoría de las putas repetían con él porque ya no había machos como los de antes.

Tras sus embestidas y aguantar su mierda misógina, se clavó en mi culo para correrse por tercera vez.

Tras salir de mí se tumbó sobre la cama y me ordenó que lo cabalgase el tiempo que quedaba. No llegó a correrse a pesar de que lo cabalgué como una amazona fingiendo placer y acariciando y apretándome los pechos ante su vista.

Cuando sonó la alarma de mi móvil salté de encima de aquel miserable y despidiéndolo cordialmente me fui a dar una ducha. Él se encargó de repetirme mil veces que ya le había pagado a mi chulo.

Había vuelto a colocarme el mismo modelito y a adecentarme un poco el pelo y a ponerme unas gotas de perfume cuando sonó el timbre. Fui de mala gana y bastante nerviosa porque no sabía qué iba a encontrarme. Al abrir la puerta me encontré con un tipo apuesto de no más de 30 años. Era un gestor inmobiliario, según me contó y atestiguaba su corbata verde. Sólo había pagado por media hora y me decidí a alargar los previos. Lo desnudé despacio, besando su pecho hasta llegar a su polla que masajeé y lamí muy despacio. Él me iba desnudando poco a poco. Me pidió comerme el coño a lo que accedí. Tenía buenos modales.

Me tumbé en la cama y separé las piernas ofreciéndole mi sexo depilado. Se empleó con su lengua y sus dedos hasta arrancarme un orgasmo. Tras correrme le coloqué un condón y me coloqué a cuatro patas. Me folló con furia, quería correrse pronto intuí.

“Ufffff, vas a romperme en dos si sigues embistiéndome así” – le animé mientras se clavaba en mi coño y notaba su agitación.

Cuando se corrió se quedó un rato clavado en mí, dándome las gracias y, en cierto modo, disculpándose. Yo pensé que podía meterse sus disculpas por donde quisiese y que a pesar de su amabilidad no dejaba de ser otro cerdo. No obstante, le ...