1. El poder despoja a quien no lo tiene.


    Fecha: 04/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... buena idea, de cómo serán las cosas hasta el día de la graduación.”
    
    “¿Qué dices? Definitivamente no. ¡Esto se termina aquí este día!”
    
    “Bárbara ¡No te hagas la tonta conmigo! tú y yo hemos disfrutado tanto de estos gratos momentos juntos, fue idea tuya el castigo corporal hasta el fin del curso escolar. Y odio recordarte, que no estás en posición de exigirme nada. Mira que apenas estamos comenzando a divertirnos.”
    
    “¿Sabes que hay leyes que castigan lo que me estás haciendo? Se trata de chantaje, extorsión, maltrato físico, voyerismo. ¡Hiciste que me masturbara frente a ti! Me extraña que no me hayas cogido. ¡Jamás me había sentido tan humillada! –Dijo ella indignada.
    
    “Si te cojo, también me estarías acusando de violación. ¡Ese no es mi estilo! No te quejes, ni quieras esconderte de tus actos,durante años, has aplicado esta clase de castigo corporal en menores de edad. Que, por temor a tu investidura magisterial, jamás te han denunciado.” –Respondí.
    
    “¡Eso es una vil calumnia! Ahora si no te molesta, desearía tener mi ropa de vuelta para poder vestirme.” –Dijo ella en un tono inusualmente amable.
    
    “Dulce Y sádica Bárbara. ¿Crees que no estoy al tanto de que hiciste con la pobre y sumisa Vicky? No olvido la forma en que padecía para sentarse luego de visitar tu oficina. De pronto eres una indefensa y enjuta mujercita, una vez que has sido despojada de la autoridad que te ha servido para cometer toda clase de abusos. No hablemos de lo que tiene previsto la ley, para algo llamado malversación de fondos y evasión fiscal.” –Le dije en tono irónico.
    
    No pude evitar la tentación de propinarle otro azote con ese rígido artilugio, diseñado para domar yeguas rejegas. Su reacción sería encantadora, el dolor la hizo retorcerse ante la presencia del ardor que se propagaba por toda la abundancia de sus carnes. Enseguida su mala actitud comenzaba a tornarse plena de docilidad, como una niña regañada que, tras la reprimenda, intentaba compensar su travesura siendo tierna y complaciente.
    
    “¡Está bien, tú ganas! Dime tu precio. ¡Te daré lo que quieras, solo si prometes que nada de lo que hemos hablado saldrá a la luz! –Exclamó ella con cierta desesperación.
    
    “Tú misma has fijado el precio. No olvides que alguien iba a ser la perra sumisa del otro, creo que ya tenemos claro cómo se han asignado los roles de esta situación. Oficialmente y ante la opinión pública, yo seguiré guardando las apariencias de estar cumpliendo con mi castigo. Eso sí. ¡Se acabaron los trabajos forzados! ¿Entiendes?”
    
    “Tú seguirás siendo la digna directora de esta escuela, pero en la práctica; Pasaremos juntos todas las tardes, tú harás exactamente todo lo que te diga. Sobra decir, que la norma de atuendos ha sido idea tuya y nada en el mundo me hará cambiar de parecer.” –Le dije.
    
    “¿No podrías ser algo flexible respecto a eso último? Soy un poco friolenta.” –Dijo ella.
    
    “Ya que me perteneces desde hoy, debes resignarte a complacer mis caprichos. ¡Serás mi perra ...
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