El sexólogo de Puerto Madero II - Relatos Eróticos

El sexólogo de Puerto Madero II

... es porque es un mes de promoción, por lo general la cita es como un 30% más cara. —respondió ella con naturalidad.

—¿Mes de promoción, he? —Voy a matar a Brenda, aunque quisiera, no vendría más a este sexólogo, está tratando de hacerse millonario a costa de meros consejos.

—Sí, septiembre mes del sexo, el médico suele hacer promoción. —Rodé los ojos y saqué mi tarjeta de mi billetera. —¿Cuál es la forma de pago? ¿Débito o crédito?— insistió.

— ¿en cuántas cuotas se puede hacer?— pregunté por curiosidad.

—Una entrega ahora y el resto en treinta días. —Definitivamente es un sexólogo de lujo.

—excelente. — Le entregué la tarjeta, unos segundos después tecleé mi contraseña con enorme pesar, en cuanto me llegó el recibo guardé la tarjeta y la billetera en mi cartera.

—Muchas gracias y vuelve pronto. —dijo irónicamente, y sin responder caminé hacia la salida.

Al salir de la oficina sentí que la brisa del río tocaba mi rostro, caminé hacia la playa, cuando llegué me quité las sandalias y caminé hacia a la orilla. Escuché el sonido de las olas, que siempre me hacen sonreír, pero hoy especialmente me hacen llorar.

Las lágrimas corren por mi rostro, evité secármelas, porque sé que será inútil en este momento, llorar me hará bien, me liberará de este sentimiento que me envuelve, la playa estaba llena de gente, mi conciencia está tan estupefacta que me acusa a cada momento, tengo la impresión de que todos me miran y me acusan como si fuera una libertina.

Cómo pude ser tan baja como para dejar que un extraño dominara mi cuerpo, me comporté como una mujer fácil, gimiendo como si estuviera desesperada por un hombre, ni siquiera me importaba si alguien podía escucharnos, y sin duda esas mujeres escucharon. Que lastima, no quiero volver a ver ni escuchar el nombre de este sexólogo.

Ahora caminando por la playa sintiendo el agua del rio mojar mis pies mientras las olas se mueven, todavía puedo sentir mi cuerpo caliente, pasé mi mano por la nuca, acariciándola. ¿Por qué seguí el consejo de Brenda? Si hubiera escuchado al razonamiento me hubiera quedado en casa leyendo un buen libro, no me sentiría sucia, vulgar y con mala conciencia.

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EL LIBRO COMPLETO ESTÁ A LA VENTA, Cuenta con 13 partes, todas igual de caliente.

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