1. La Doncella (IX): El Infierno


    Fecha: 03/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Baron Ashler, Fuente: TodoRelatos

    ... redondeados. Realmente son como dedos de metal. Uno solo no sería doloroso pero todos juntos producen una sensación muy molesta. No quiero pensar que me sujetaran en la otra silla.
    
    ¡¡¡Ayy!!! Abren el candado que cerraba los grilletes de mis pies, me sujetan los tobillos a la silla. Me sujetan también por el cuello. Todas las sujeciones son brazaletes de cuero, cerradas con hebillas y cinchas. Las aprietan al máximo, tiran de las cinchas para pegar mis extremidades a la maldita silla. El dolor provocado por los pinchos es ahora más intenso.
    
    ¡¡¡Ayyy!!! El verdugo me da una bofetada sin más… Me arde la mejilla pero lo peor es que me ha hecho estremecer de la cabeza a los pies. Todos los malditos pinchos se han clavado en mi carne. No hacen sangre pero la presión empieza a ser insoportable.
    
    Vuelve a hablar el inquisidor:
    
    Gracias por la preparación, verdugo…
    
    Vamos a los cargos realmente importantes. Se ha observado que muchas personas relacionadas con vos han muerto en extrañas circunstancias.
    
    El párroco de Aguas Santas murió en un accidente no esclarecido.
    
    Mientras yo estaba encerrada en la torre.
    
    ¡¡¡Ay!!! El verdugo me ha golpeado en el estómago, me ha cortado la respiración. Me da la impresión de que los “dedos metálicos” de la silla me están atravesando.
    
    Hablad sólo cuando os pregunten… Eso ya lo sabemos. Si lo hubierais empujado por el barranco seríais ahorcada sin más por la autoridad secular.
    
    Don Rodrigo, el gobernador y también el hombre que os condujo a la cárcel de Torre Antigua murió fulminantemente al veros.
    
    No ha sido sólo eso, el príncipe sarraceno ha muerto recientemente, poniendo en peligro la paz en vuestro reino.
    
    Al oír semejantes “acusaciones” me entran ganas de gritar, insultar y maldecir. Me muerdo los labios, si hablo será peor y ese monstruo humano seguirá pegándome. El tipo sigue:
    
    No sé si lo sabéis. En el convento de Santa Ana, donde ibais a profesar, se declaró una extraña epidemia. Nadie conocía ni ha vuelto a conocer esa enfermedad, pero cuatro personas murieron de forma horrible: con enorme fiebre y vomitando sangre. Fueron: la santa abadesa, su ayudante la hermana Clara, el confesor Don Ángel y un joven siervo llamado Enrique.
    
    ¿Qué? La abadesa me trató como a la peor de las criminales, la infame Clara era su brazo ejecutor, además me entregó al diabólico Don Ángel para que me violara, Enrique me ayudó a escapar pero sólo para venderme a los traficantes de esclavos.
    
    Siete muertos, siete muertos que se habían encontrado con vos en vuestro periplo aventurero. Veo en vuestra cara que no sentís pena por ninguno. Ante estos hechos sospechamos que sois una bruja con enormes poderes mentales. Si lo sois, no os libraréis del fuego. Hablad ahora…
    
    No lo soy… Todas esas personas eran malvadas, por eso no siento pena. Seguramente han sido castigadas por sus pecados.
    
    Os atrevéis a invocar a Dios, a interpretar los hechos como sus designios. Es cierto que en nuestra investigación no ...
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