Locura en la noche III - Relatos Eróticos

Locura en la noche III

... pero menos que no fuera un pico, sino un beso largo y con lengua. Tanto que mientras mi esposa la besaba, Lucía volvió a abrir sus piernas dejándome como premio no solo ese beso entre ambas sino la imagen de su resplandeciente coño.

Yo no podía articular palabra. Fueron ellas las que pararon y recuperaron su sitio en el sillón. Mi mujer me miró con ojos pícaros y me dijo que no me enfadara que sólo se había dejado llevar. Dándole golpes al sillón, a su lado, me indicó que me sentara allí con ellas a lo que obedecí. Al sentarme me preguntó si estaba bien y le dije que sí. Lucía que no era boba, miró mi polla y sonriendo, le dijo que cómo no iba a estar bien si mi polla estaba a punto de reventar y pedía que la liberaran.

Mi esposa bajó su miraba a mi pantalón y saltando de su sitio dijo que pondría solución a ese problema. Se arrodilló ante mí, me tiró hacia atrás y soltando mi pantalón tiró de él para bajarlo hasta mis rodillas. Sacó mi polla y sin dudarlo la metió en su boca. Noté como Lucía se había recolocado y levantando su vestido se estaba tocando mientras observaba aquella escena.

La polla me palpitaba tanto que aquello me parecía irreal.

Mi esposa paró pasado unos minutos se levantó tiro de su tanga para sacárselas y subiéndose el vestido se sentó sobre mi polla .

Sentí como entraba en su coño chorreante. A pelo ya que ella no puede usar preservativo porque es alérgica, algo que además me encantaba. Mientras cabalgaba sobre mi polla, note como Lucía dejaba de tocarse y se colocaba de pie detrás de ella. Pasó sus manos por su pelo largo y lo recogió. Bajo hacia su cuello y la beso, lo que hizo que los pezones de mi mujer se pusieran duros como piedras. Ella deslizó sus manos sobre los pechos de mi mujer los liberó del vestido sacándolos por el escote. Yo seguía follándola mientras ella se los masajeaba y mi mujer gemía sin control.

Mi mujer paró y ellas se dieron un gran beso con lengua, aún con mi polla dentro de mi esposa. Luego se apartó y empezaron a tocarse entre risas y susurros.

Ambas se giraron y mi esposa me dijo que me iba a hacer un regalo por haber ofrecido mi casa a su amiga en un momento tan duro y haberla cuidado tanto. A lo que añadió que como ella era alérgica a los preservativos y evidentemente su amiga llevaba tiempo sin tomar pastillas al romper con su pareja, que podría darle por el culo.

Ella jamás dejo que le follara el culo, salvo algún juego en el que pasaba mi glande por su agujerito. Me quedé sorprendido y mire a Lucía. Ella muy tímidamente me dijo que si no me molestaba. A lo que respondí que no que era una fantasía mía. Ella confesó que siempre había querido probar, pero a su ex le resultaba poco apetecible y que ella en alguna ocasión mientras se masturbaba había introducido algún dedo o incluso su vibrador pero que quería sentir una polla de verdad.

Se acostó boca arriba sobre la parte del chaise longe que no tiene antebrazo y abrió sus piernas. Humedeció sus dedos con su saliva y ...