Pérfida - Relatos Eróticos

Pérfida

... y ha salido. Sus padres la dejaron sus cosas en el cobertizo de la piscina. La han repudiado. También la han expulsado de la iglesia. Eso la daba igual.

Está metida en casa de Sofi, ha sido ella la que me acaba de avisar. Ha debido ver el video de la boda y se ha acordado. Nosotras nos hemos hecho las tontas. Ha llamado a la agencia de los maromos. La han colgado sin darla respuestas.

- ¿Solo por sospechas va a por mi? Joder, bien podrían haber sido los padrinos, esos unos angelitos no eran.

Hablaré con ella.

- Eso la hemos dicho, pero se le ha metido en la cabeza de que eras tu y de ahí no se la baja. Lo mejor es que pongas tierra de por medio. Esta diciendo que te va hacer hablar a golpe de polla. Van hacer que te violen hasta que la digas lo que quiere oír.

Sal pitando hasta que se calme.

Estamos en contacto.

Con la mochila hecha salí como alma que lleva el diablo al aéreopuerto. Allí llamaría a mi padre para que me dispusiera un avión privado.

Ya desde Mónaco hablaría con ella, para tirar balones fuera. Conozco a Nita enfadada, lo mejor era huir ya con el tiempo y la distancia hablar las cosas.

Nita era capaz de mandarme violar durante una semana y luego pedirme disculpas como si no hubiera pasado nada.

Me subí en el coche camino del aéreopuerto.

Estaba llegando al parking del aéreopuerto cuando vi un par de coches sospechosos. ¿Que hacían dos coches a las tres de la mañana con las luces encendidas fuera del parking del aéreopuerto? Me saltó la alarma interna. Me di la vuelta y comencé a conducir alejandome lo más posible de la ciudad.

Puedo asegurar que iba conduciendo con el piloto automático, como se suele decir. Paré para dormir en un motel de mala muerte de carretera. Mal dormí. Me puse en marcha bien entrada la mañana. Seguí conduciendo sin saber muy bien a donde ir. Simplemente conducía. Sin pensar tomaba una desviación.

Solo paraba para llenar el depósito. Tampoco iba muy rápido. El coche se estaba recalentado demasiado. Hasta que me di cuenta donde estaba. Estaba llegando a casa. Media hora más y estaba en casa. Pero el coche tenía otros planes. El coche decidió decir basta. El motor empezó a humear y se paró.

Abrí el capo y me puse a mirar como el vapor que salía del coche ascendía.

Me fijé en el sol, estaba ocultándose. Un escalofrío me recorrió la espalda. Calculé unos treinta - cuarenta minutos para llegar al poblado. Así que continúe a pata.

No había recorrido quinientos metros cuando oí a Nita.

- ¡Corre perra, corre. Voy a por tí!, ¡El que la coja tiene el placer de romperla el culo!.

Nita al no aparecer por el aéreopuerto dedujo que iba al pueblo que tantas veces le había hablado de pequeña.

En fin, volvemos al inicio de la historia. El sol se ocultó mientras subía una loma rocosa. Aún se veía lo suficiente para ver a los veintitantos hombres a pie, armas en mano, mientras que Nita estaba subida en la parte trasera del todoterreno junto con dos hombres. Iban ...