1. El ataque de los power bottoms


    Fecha: 01/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: SantiagoRodriguez, Fuente: SexoSinTabues30

    ... imperantes de orinar. Se lo dije, me respondió indicándome que me ponga una toalla en la cintura y diciéndome que utilice el baño del primer piso, aquel que yo había utilizado al entrar a su casa. “¿No hay paltas con tu familia si me ven así?” Sonrió. “No, normalazo; si ves a alguien solo saluda y ya”, me dijo y se dio media vuelta. Supongo que iba a dormir un poco, lo cual me daba tiempo para ir al baño sin prisas.
    
    Salí del cuarto con un poco de miedo. No sabía si habría un padre o una madre que me pregunten quién mierda era yo y por qué salía del cuarto de su hijo cubierto solo por una toalla que no era lo suficientemente grande para cubrirme la enorme verga que amenazaba con volver a parárseme. El segundo piso estaba oscuro y solo de un cuarto salía luz por la rendija inferior de la puerta.
    
    Bajé por las escaleras y fui hacia el baño. Me relajé un poco; meé y me tiré pedos y bostecé más o menos fuerte. Mientras me lavaba las manos y la cara, alguien tocó la puerta. Supuse que era Sebas, así que abrí la puerta sin cubrirme con la toalla. ¡La sorpresa y el miedo casi me paralizan el corazón! No era Sebas sino su Nico, gemelo idéntico. Bueno, no tan idéntico porque este gemelo estaba más entradito en carnes (no gordo sino… ricotón), era un poco más alto y tenía los ojos verdes. “Hola”, me dijo, con una voz un toque más gruesa que la de su hermano. “Pensé que eras el ex de Sebas. ¿Quién eres?” “Pues… soy un amigo en común.” “¿Y te estabas cachando a mi hermano?”
    
    La pregunta me dejó helado. Traté de negarlo, pero antes de poder hablar me empujó hacia dentro del baño, entró conmigo y cerró la puerta con llave. “Qué suerte tiene Sebas, que los estrena a todos ustedes”, me dijo mientras me agarraba la verga con una mano y los huevos con la otra. “Estás lindo; eres un osito guapetón”. Le increpé, “¿qué estás haciendo?”, y él respondió: “Sebas y yo compartimos todo como buenos hermanos, así que no te preocupes que no se va a molestar”. Dicho esto, se arrodilló con velocidad judística y empezó a mamármela. La tenía muerta, pero se me armó en menos de 15 segundos. “¡Wow! ¡Es enorme y bien gruesa! ¡Con razón mi hermano gritaba tanto!”
    
    Quise decirle que el de los gritos en el cuarto era yo, pero me tapó la boca con la suya mientras me masturbaba con una mano y con la otra pellizcaba mis tetillas. Luego empezó a lamérmelas y a morderlas. Mi pene estaba duro como si fuera de adamantium. Cerré los ojos y me dejé llevar por el placer; los abrí cuando sentí que dejó de besarme y tocarme, y vi que ya se había quitado la ropa, dándome la espalda y ensalivándose el culo.
    
    ¡Y vaya qué culo! Como estaba entradito en carnes, las nalgas eran más redondas y se conectaban con unas piernas gruesotas, pero todo estaba bien durito y en su sitio. Diría que en artes marciales sería peso pesado o casi pesado. El caso es que SE MANEJABA UNAS SEÑORAS NALGAS, duritas, redondas, grandotas, blanquitas, lampiñas, suaves al tacto. Me agaché para meterle unos lenguazos en ...
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