1. Donde las dan las Toman. 3/3


    Fecha: 11/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: fuego de Hefesto, Fuente: TodoRelatos

    ... tengo la cuenta perdida de cuantos padres he conocido que se follan a sus hijas. Le cogí la mano y la apreté para tranquilizarlo más.
    
    – Ahora lo que necesitas es descansar, relajarte un poco… y pensar en positivo.
    
    Miré alrededor y vi a algunas enfermeras que, aunque yo no me sentía atraída por las mujeres, supe ver que eran guapas. Mi cuñado también es muy guapo. Es muy varonil, alto, se mantiene en forma y es muy atractivo, además incluso para el parto de su mujer iba bien vestido con ropa informal de chaqueta, camiseta y pantalón vaquero con zapatillas deportivas.
    
    – ¿No hay ninguna enfermerita que te haya tirado la caña? – Le guiñé el ojo–Si alguna te lleva a una habitación libre, yo me callo y hago como que no sé nada, seguro que eso te relaja… en los hospitales es muy frecuente que ocurra esto… sirve de terapia a los afectados de estrés… y aquí hay mucho, te lo puedo asegurar.
    
    Él sonrió pero negó con la cabeza.
    
    – Qué va, están desbordadas, desde que he llegado he visto ya a cuatro tías pariendo, y por lo visto ya había dos dando a luz en el paritorio, no sabía que esta zona del hospital tenía tantas salas.
    
    Ahora que lo mencionaba, sí era cierto que se notaba el pasillo ajetreado y en movimiento, mucho más que mi sección de abueletes. Abrí mi bolso y saqué una botella de agua y un paquete de patatas fritas sin sal para picar un poco. Él miraba el culo de una compañera que empuja un carrito.
    
    – Bueno mira, come y bebe algo de esto que te he traído, ¿vale?
    
    – ¿Dónde vas? – dijo alarmado ante la posibilidad de que fuera a dejarlo solo.
    
    – Sólo voy al baño a cambiarme, me he traído la ropa de trabajo que es más cómoda porque veo que nos queda toda la noche.
    
    Vicente puso su mano en mi muslo y comenzó a acariciarlo.
    
    – Yo creo que así estás genial – susurró.
    
    – Sí, pero ya hace calor aquí – el hospital tenía la calefacción alta como de costumbre–Y me estoy asando como un pollo mareado con la ropa de calle. Me voy a cambiar…
    
    Lo vi cabizbajo con la moral por los suelos, o tal vez con la testosterona por las nubes.
    
    – Mira – señalé hacia el baño–El baño está ahí, si necesitas cualquier cosa voy a estar dentro un rato, solo tienes que entrar sin llamar,– le dije con toda intención poniéndole el camino fácil–No me voy a ir a ningún sitio en al menos diez minutos…
    
    Sonreí y le di un beso en la mejilla con mucha fuerza sujetándole la cara con ambas manos, para que aceptara mi cercanía y mi propuesta. Olía a “Don algodón”, una colonia que me encantaba. Me levanté, agarré mi bolso y la bolsa en la que llevaba la ropa y fui hacia el baño. Entré y no eché el seguro. Aquel día no había mucha mujer en los pasillos, las que habían iban a parir o eran enfermeras, y ambas tenían sus baños propios, así que no me preocupé. Saqué mi ropa de la bolsa, que consistía en una bata blanca de algodón, un top tipo camiseta para mis tetas y un tanga. Odiaba estar más de un día con el mismo tanga puesto. Como siempre, no llevaba sujetador ...
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