1. Cristina


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... mampara de cristal, la sensación de fuerte lluvia impactando sobre la piel, todo contribuye a mi sensación de bienestar, de perfecta circulación de la sangre, de recuperación total de mis músculos. Ver y tocar a Tina para extenderle el suave gel de baño, acariciar suavemente esas tetas fabulosas, sentir sus manos haciendo lo mismo en mi pecho, en la espalda, en mis nalgas, detenernos ambos en mi polla y en su peludo coño… cómo no me voy a poner cachondo de nuevo. Y destacando sobre todo lo demás, su culo.
    
    —
    
    Hazme el culo
    
    Mueve el grifo y reduce la fuerza del agua de la ducha para que no nos moleste en la cara, se da la vuelta y apoya ambas manos, con los brazos estirados, en la columna de baño de la pared, echa las piernas hacia atrás y las abre mucho, de manera que queda en una postura en la que levanta y evidencia el gran fabuloso culo en su total esplendor. Cómo me he puesto otra vez.
    
    Ayudándome de la mano derecha dirijo la polla hasta la rugosa, apretada y amarronada entrada del ano. Me fijo en la expresión de su rostro, atenta, esperando a que empiece a empujar, lo que hago de manera constante, poco a poco, sin soltar mí ariete hasta que el capullo abre el esfínter y entra en todo su grosor. Este culo está acostumbrado a una polla. Ni se queja ni me pide que pare ni pide lubricación, simplemente intenta acomodarse a mí movimiento, una vez que instantes después mi rabo entero está totalmente dentro. Comienzo a moverme adelante y atrás, tranquilamente agarrado suavemente a su cintura, con un largo recorrido hacia dentro y hacia afuera, hasta casi sacarla, dejando dentro solo el glande, empujando cada vez más deprisa y con más fuerza, sujetándome con las manos ya bien apretadas en el comienzo de sus nalgas, hasta que mis pesados recargados huevos chocan contra el culo y los muslos de la mujer, metiendo un ruido sordo —quizás amortiguado el golpeteo por el agua— que siempre me ha gustado, como si fuera un elemento de poder sobre la mujer a la que estoy dando por el culo. Me gusta, qué cojonudo es sentir toda la polla bien
    
    envuelta
    
    , apretada dentro de un buen culo como este, como si una mano, fuerte, al mismo tiempo muy suave, algodonosa, me fuera a hacer un buen pajote.
    
    Los gritos de Tina, altos, roncos, cortos, siguen el ritmo de la follada, la respiración de los dos parece el ruido de una cafetera italiana, el sudor y el vapor nos tiene envueltos en una densa nube, y apenas puedo ver su cara, pero si oír sus gemidos. Lleva ya un rato acariciándose el clítoris con la mano derecha, de repente, se queda quieta y da un tremendo grito que va bajando en intensidad a lo largo de los muchos, muchos segundos que dura su orgasmo. Le he sacado la polla del culo y me la meneo con prisas y necesidad. Me corro enseguida y me complazco en echar mis chorros de semen sobre el culo de la hembra, quien sigue agarrada a la columna de la grifería recuperándose de su larguísima corrida.
    
    Se da la vuelta, un suave beso de complicidad en los ...
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