1. Cristina


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    Cristina
    
    Esta noche va a nevar, tiene cerco la luna
    
    Son poco más de las cinco de la tarde y la fiesta por la jubilación de Leandro, jefe de Contabilidad de la empresa durante los últimos veinticinco años, ya se está poniendo un poco pesada, con algunos a los que se les nota el exceso de alcohol y forzada alegría, otros que no pueden disimular las ganas de irse —es viernes, la hora habitual de salir del trabajo son las cinco y, además, el próximo lunes es fiesta en Madrid— y algunos más que queremos seguir de marcha en un ambiente más tranquilo, con menos gente. Me apunto a tomar una copa con un grupo de seis personas que apenas conozco, excepto a mi amigo Paco, que es quien me presenta al resto, todos ellos de la unidad de Control de calidad, a quienes quizás he visto en más ocasiones y además reconozco los nombres, pero con quienes nunca he tenido ningún trato más allá de hola y adiós.
    
    Encontramos refugio —está empezando a llover y se nota un molesto aire frío de comienzos del invierno— en un bar de copas situado en la planta baja de un cercano moderno gran hotel. Un café con unos ricos bollitos de manzana y canela nos reanima a todos y es el preámbulo de las copas que pedimos —como personas originales que somos, tres hombres y tres mujeres, pedimos seis
    
    gintonics
    
    — y la animada charla que se ha establecido, con cotilleos de empresa de por medio, anécdotas mayoritariamente relacionadas con los compañeros de trabajo y nuestros propios risibles errores.
    
    La jefa de la unidad de Control es Cristina, Tina, mujer de alrededor de cincuenta años, alta, grande, que no se puede decir que sea guapa, pero que en el momento en el que se ha quitado el abrigo y la chaqueta del elegante vestido sastre gris que lleva me ha dejado deslumbrado por su cuerpazo. Vaya par de tetas, qué muslos y qué culazo. Está muy buena. Se ha dado cuenta de mis miradas, me da la impresión de que no le ha molestado, más bien al contrario. Me he fijado en su mano derecha, no lleva anillo de casada, quizás no signifique nada, pero me he animado, igual que el hecho de que ella se muestre locuaz, simpática y atenta hacia mí. A ver si hay
    
    temita,
    
    que llevo una temporada matándome a pajas.
    
    Soy maestro de la verborrea, según dicen mi labia es de categoría, me gano la vida como segundo jefe del Departamento comercial, tratando constantemente con los clientes, después de quince años de ser un simple representante comercial, vendiendo por toda España, Portugal y Marruecos los productos de la empresa. A ver si me vale para algo esta noche.
    
    Una excelente simpática pianista pone un punto de entretenimiento, amenidad y buen ambiente en el local, ahora prácticamente lleno de parejas y hombres solos alojados en el hotel. Después de la tercera copa sólo quedamos cuatro de los que nos recogimos en el pub —me han indicado muy discretamente que la pareja que se acaba de ir tiene un
    
    rollo
    
    que supuestamente nadie conoce, pero todos sus conocidos lo saben— y nos estamos ...
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