Lorena: mi novio y mi familia (4) - Relatos Eróticos

Lorena: mi novio y mi familia (4)

... compañía, pues mientras tenía los ojos cerrados, sentí que alguien me picó las costillas.

- ¡Bu! - gritó Lola, logrando con ello su cometido de espantarme y hacer que brincara en mi asiento, antes de soltarnos a reír y que la hermana menor de mi novia decidiera sentarse en mis piernas - ¿Cómo te las estás pasando, cuñadito? - me preguntó, mientras se acomodaba en mi regazo, con las piernas saliendo por un costado del camastro y abrazándome del cuello.

- Bien, muy bien de hecho, ustedes son muy cálidos.

- ¡Uf! y eso que no hemos estado tanto tiempo a solas, cuñadito - me dijo de una forma insinuante, levantando un par de veces sus cejas de una manera tan cómica como característica de su personalidad.

Su comentario me hizo gracia y solté una risilla, sin embargo, me sentí un poco incómodo al notar que mi miembro comenzaba a ponerse nuevamente duro, y los movimientos que Lola hacía sobre mí no ayudaban, pues constantemente mi pene era zarandeado por sus nalgas moviéndose sobre él.

Lola me miraba con una expresión traviesa, posando continuamente sus ojos en mis labios, sonriendo nerviosa mientras la humedad de su cuerpo se mezclaba con la mía y poco a poco el calor de cada uno generaba una placentera sensación de contacto con la incompleta desnudez del otro.

- ¿Sabes algo, cuñadito? Como no sé aún cómo funcionas en esta familia, y no me acabo de animar a proponerte cosas tan descaradamente como siempre lo hago, porque tampoco sé cómo va a reaccionar mi hermana, se me ocurrió un juego donde podremos hacer cositas tu y yo - dijo, moviendo un poco el trasero, hablando con un tono de voz que resultaba sumamente excitante y que, en conjunto con los movimientos de su cuerpo, estaban haciendo que mi miembro se pusiera muy duro, tanto que ella lo notó y sus movimientos comenzaron a ser menos discretos.

- ¡Ay! Mario, que rica la tienes, lástima que todavía no me atrevo a cogerte aquí mismo, así que me voy a ir antes de calentarme demasiado, pero que sepas que esto aún no se acaba, cuñadito - dijo, antes de darme un beso muy sensual, para luego levantarse y alejarse de mí, moviendo el culo de una forma incitante, mostrándome su trasero apenas cubierto por el diminuto bikini que tenía puesto.

Me quedé ahí sentado un momento, esperando a que la erección se me bajara un poco, antes de regresar a la casa, donde Lore, Rosa y Luis preparaban la comida.

- Hola Mario, ya casi está la comida, trajimos de casa algo de pescado que está preparando mi hijo, Lore esta haciendo arroz y yo un poco de ensalada.

- Suena delicioso - contesté sin ser capaz de apartar mis ojos de los senos tambaleantes de Rosa, algo que no pasó por desapercibido para Lola, quien sentada en un banquito de la cocina, me miró con una sonrisa maliciosa en los labios y levantó un par de veces sus cejas cuando mis ojos y los suyos se encontraron.

La comida fue deliciosa y la convivencia fue sumamente divertida, entre las locuras de Lola y la forma como Luis la motivaba a ...